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martes, 1 de noviembre de 2011

Mi Viaje Hacia el Norte y Formacion en la USAF




Por el General de Brigada F.A.H(r) don Walter Lopez Reyez.

El 29 de abril de 1960 salimos de nuestra patria con rumbo a San Antonio , Texas sede de la Base Aerea de Lackland, en la que permanecimos tres meses resibiendo un curso intensivo de inglès

Esa Base se encontraban cadetes de varios paises europeos, asiaticos y latinoamericanos, aunque el mayor numero eran nativos de Vietnam del Sur y de Iran, paises en los cuales , por aquel entonces, estaban teniendo lugar duros enfrentamientos bèlicos. Por razones fàctiles de entender, para ninguno de ellos resultaba fàcil canversar sobre sus familias, ni sobre los caìdos en combate, ni sobre los sufrimientos genereados por la guerra.

Con el paso de los dìas, sin embargo, las amistades se fueron multiplicando mientras recordàbamos a los nuestros, sus ocupaciones o sus sueños, o nos ponìàmos de acuerdo para ir a conocer algùn lugar pròximo, o cuando intercambiàbamos monedas o billetes de nuestros respectivos paìses.

Los cadetes norteamericanos, por su lado, desde el principio se convirtieron en nuestros guìas y nos ayudaban a resolver los problemas que consuetudinariamente confrontàbamos. Con no pocos de ellos los vìnculos de amistad se volvieron duraderos, por lo que aun perduran.

Todos sus miembros, en efecto nos ayudaron en cuanto fue nesesario y se esforzaron para hacer agradable nuestro paso por aquella Base Aerea. A todos los recordamos con especial afecto.

Con el paso de los dìas, ademas , los entrenamientos se convirtieron en rutina, lo mismo que el aprendizaje del idioma inglès.

Pasadas algunas semanas fui ascendido a Comandante de Escuadròn del Cuerpo de Cadetes, lo que me llenò de satisfacciòn personal. Si bien el nuevo destino me imponìa mayores responsabilidades, era claro que estaba adquiriendo conocimientos que màs adelante me sirvieron para cumplir de buena manera mis deberes profecionales.

Màs tarde se incorporaron a nuestro grupo los Cadetes de Vuelo Edgardo Mejìa y Juan Ramon Càseres, recièn llegados de Honduras.

Finalmente, fuimos trasladados a la Graham Air Base, en Mariana, Florida, para realizar la primera fase de vuelo primario.
Fuimos amablemente recibidos por el Comandante de la Base y luego se nos entregaron los formatos que tenìamos que llenar con los datos personales, se nos asignaron las barracas y dormitorios, se nos dijo còmo debìamos conducirnos y se nos señalaron los lugares que no podìamos visitar. Nos pusieron luego en contacto con los Oficiales Cadetes norteamericanos que actuarìan como instructores en las clases de marcha y ejercicios fìsicos y que harìan las inspecciones diarias y semanales correspondientes. Se conformaron , finalmente, los grupos que todos los dìas , a las 6 de la mañana y a las 6 de la tarde. izarìan y arrìarìan el pabellòn de los Estados Unidos de Amèrica.

Luego de estas orientaciones generales, se nos puso en contacto con el aviòn en que harìamos nuestras pràcticas iniciales, esto es, con un t-34 Mentor y con los correspondientes instrutores de vuelo. Luego, el 30 de agosto de 1960, a partir de las 8:30 de la mañana, llenamos nuestro primer Plan de Vuelo, revisamos el aparato bajo la supervisiòn del Instructor de Vuelo y de acuerdo con la Lista de Chequeo. Cumplido lo anterior, nos acomodamos en el respectivo asiento y en comunicacion con el instructor, nos dispusimos a despegar, previa autorizacion de la Torre de Control.

Despues de 6 horas y media de vuelo con instructor, hice mi primer vuelo solo. Lo considerè como un èxito personal, ya que era el primer paso en mi carrera de piloto. La mìsma impresiòn tuvioeron , cada uno en su turno, el resto de mis compañeros de promociòn. Nos satisfizo especialemte que la experiencia haya tenido lugar sin ninguna novedad lamentable.
El hecho tuvo lugar el 25 de octubre de 1960, fecha en la cual habìa acomulado un total de 24:51 horas como estudiante y 9:50 horas de vuelo solitario, para un totañ de 34:41 horas de vuelo.
Concluìdo el entrenamiento primario en el aviòn t-34, nos dirigimos a las distintas bases aèreas a que fuimos destinados.

Alos hondureños nos correspondio ir a la Base Aèrea de Moody, en Valdosta, estado de Georgia. Era una de las bases de la Fuerza Aèrea norteamericana en la que se hallaba estacionado un Escuadron de f-86 y en la que se habìan preparado muchos pilotos en curso de intercepciòn y caza que se habìan impartido con anterioridad. Ahora habìa sido habilitada para preparar cadetes militares extranjeros en vuelo avanzado en ekl avion t-28 Troyano.

Una vez concluida la fase de familiarizaciòngeneral, se nos asignaron los cadetes de la Fuerza Aèrea de los Esados Unidos que actuarìan como guìas y supervisores de nuestro grupo en la pròxima y ùltima etapa de fromaciòn.
Gracias a la intensidad de nuestras relaciones pudimos mejorar y familiarizarnos con el idiomaingès, de manera que tanto en tierra como en el aire las cominicaciones se volvieron cada vez mas fluidas. Ademàs, nos familiarizamos màs profundamente con su doctrina militar, lo mismo que pensaban de nuestros paìses.

En la primera semana del mes de octrubre de 1960 entrè en contacto, por vez primera, comquien habrìa de ser mi instructor en el manejo del t-28. Se trataba de un piloto alto, afable y muy comunicativo, por lo que se ganò la simpatìa de casi toso los latinos.
Su nombre era Richard Gilpin, Capitan de la USAF, con mucha experiencia en el campo de la instrucciòn y conocedor a fondo del aviòn que enseguida volariamos.

Mi primer vuelo de familiarizaciòn lo realicè el 27 de octubre de 1960, Fue sumamanete agradable, pero el vuelo solamnete durò 30 minutos debido a un pequeño desperfecto que sufriò el aviòn. Como fue la primera emergencia que me tocò vivir, no dejè de sentirme preocupado, por lo que me interesè en conocer a fondo tos sobre la aeronave.

El dìa siguiente nosdirigimos a la zona asignada a 10,000 pies de altura e iniciamos las maniobras que ya antes habìamos discutido y programado con el Capitan Gilpin. Pero como èste tenìa un mètodo muy especial de enseñanza, los ùltimos 10 minutos los aprovechava para que practicàramos maniobras acrobàticas.El resultado fue extraordinario, ya que excediò todas misexpectativas. A partir de entonces empecè a tener màs copnfianza en mis habilidades y a vencer el temor a volar.

Pasaron varios dìas con los vuelos rutinarios de entrenamiento, era el 8 de octubre, en horas de la mañana, aterrizamos normalmente y salìmos nuevamente a la pista de rodaje, cerca de la cabecera de la pista principal, cuando el Capiatan Gilpin me pregunto , como te sientes para un vuelo solo?. Me sonreì y le conteste: Desde Luego, me siento seguro! . Porcediò en seguìda a amarrar los arneses de la cabina trasera, me dio una palmada en el casco de vuelo y exclamo. Recuerda lo que hemos hecho y buena suerte!.

Aquel fue un momento inolvidable para mì. Se trataba de un aviòn màs avanzado, màs pesado y màs ràpido que el anteriror, lo que por sì mìsmo constituìa un reto. Despeguè de manera normal y ya en pleno vuelo, le di gracias a Dios y vole durante 21 minutos. Luego regresè a la Base para iniciar la otra fase de vuelo.

Màs tarde pasamos a las fases de vuelo nosturno, de navegaciòn de dìa y de nochey de vuelos en formaciòn, cada una de ellas plagada de emociones, sensaciones y tensiones nuevas. Sin darme cuenta, aprendì a moderar mi confianza y a no sentir pànico en los instantes de emergencia o percanse.

Fue asì còmo el 13 de abril de 1961 se me practicò la pueba final. El vuelo fue de una hora treinta minutos, durante la cual repasamos todas las maniobras que hasta la fecha habìamos aprendido. Por fortuna todo resultò de maravilla, debido alo cual, el 25 de mayo siguiente, se me hizo el ùltimo examen de navegaciòn con instrumentos.
El 2 de junio siguiente hice mi vuelo final en un t-28 en la Base Aèrea de Moody y se me entregaron las Alas de piloto, tal hecho constituyò mi primer paso profecional como pilto aviador, con mucho camino que recorrer pero con el ànimo y el espìritu de superarme cada dìa màs.

Llegò, asì, la hora de decirle adios a la Familia Gilpin, alos compañeros de curso y a todos los demàs compañeros a quienes habìamos llegado a conocer y que recordarìamos pese al paso del tiempo.

Tomado y recopilado del libro "Surcando los Cielos tras la Democracia en Honduras" por el General Walter Lopez Reyez paginas 33, 34, 35, 36, 37 , 38y 39.

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