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domingo, 24 de abril de 2011

Preparación para la Guerra Irregular.



Air & Space Power Journal - Español Primer Trimestre 2010.

Por el Coronel (USAF- Ret) John D. Jogerst.




TÁCTICAMENTE, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos se desempeña magníficamente en una lucha de contrainsurgencia (COIN). No obstante, estratégicamente ese hecho es irrelevante; la capacidad crítica incluye el fortalecimiento del poderío aéreo propio de la nación socia—una distinción esencial.



La Fuerza Aérea analiza las misiones desde la perspectiva de cómo las llevaría a cabo, usando toda su habilidad táctica y técnica. Durante las operaciones de COIN, este enfoque nos puede influenciar a tomar acción nosotros mismos. En la discusión que sigue, el lector debe tener constantemente en cuenta la diferencia entre ejecutar COIN (el trabajo de las autoridades locales) y habilitar COIN (la función de actores externos).



El constante debate en la Fuerza Aérea sobre cómo enfrentar el reto de la guerra irregular (IW) refleja el hecho de que la distinción anterior no es evidente. ¿Pueden nuestras fuerzas y organizaciones existentes enfrentar con éxito los desafíos irregulares? ¿Es la amenaza irregular más o menos probable o peligrosa que la amenaza convencional? ¿Cómo balanceamos estos requisitos en competencia?



Independientemente del debate interno, nuestro liderazgo político ha expresado claramente la necesidad de una mejor capacidad de IW. La estrategia de seguridad nacional de 2006 plantea que la participación en conflictos regionales se realice mediante prevención y resolución, intervención y, la estabilización y reconstrucción posterior al conflicto.



1De forma similar, el Informe de Revisión Cuadrienal de la Defensa de 2006 insta a un cambio de énfasis “desde operaciones de combate convencional importantes hacia múltiples operaciones irregulares asimétricas”.



2 La nueva administración no ha cambiado esta dirección. Según se informa, el descontento con el enfoque de la Fuerza Aérea en la guerra convencional de alta tecnología, entre otros factores, dio lugar al despido de su secretario y jefe de estado mayor en junio de 2008.



3 Consideren la “Revuelta de los Almirantes” en 1949, un incidente que dio lugar al despido de tres almirantes de la Marina, incluyendo a Louis Denfeld, el jefe de operaciones navales. En ese momento, el desacuerdo tenía que ver con los méritos y prioridades relativos de comprar bombarderos nucleares de largo alcance (B-36) o la construcción de una nueva clase de portaviones de gran desplazamiento (el USS United States) capaces de lanzar ataques nucleares desde lugares de avanzada. ¿Es el F-22 nuestro United States, o cambiaremos nuestras prioridades para desarrollar las capacidades necesarias para IW?



Para mantener su relevancia en los conflictos más probables de los próximos 30 años, la Fuerza Aérea debe ser capaz de llevar a cabo guerra irregular



Contrariamente a doctrina y dirección, las acciones de la Fuerza Aérea dejan en claro que no considera la IW como una prioridad. Está de moda en el Pentágono que los proponentes del poderío aéreo descarten COIN como la “última guerra” y propongan un empuje total de modernización para prepararse para la guerra con un enemigo tecnológicamente sofisticado similar o casi similar.4 A pesar de la incapacidad de predecir nuestro involucramiento en las insurgencias después de las fases iniciales de Libertad Duradera o Libertad de Irak, la oficialidad aérea parece confiada en que tales insurgencias no volverán a ocurrir.



Sin embargo, de los 14 conflictos importantes que se desarrollaban durante el verano de 2008, ninguno de ellos era de luchas convencionales entre naciones-estado.5 De los más o menos 30 conflictos grandes en la década pasada, sólo cuatro ocurrieron entre naciones.6 Hoy, lugares como Sudán, Sri Lanka, Colombia y las Filipinas padecen guerras entre grupos étnicos, insurgentes y religiones. Un estudio RAND reciente encontró causa importante de preocupación en ocho regiones específicas que efectivamente están fuera del control de cualquier gobierno reconocido.7 ¿Cuál es la probabilidad de que los militares estadounidenses queden involucrados en esos conflictos?



Hemos usado la fuerza militar más de 300 veces en nuestra historia—un número que incluye sólo 11 guerras declaradas y unos cuantos conflictos convencionales más prolongados (por ejemplo, Corea, Vietnam, las dos Guerras del Golfo, etc.).8 Aunque el personal militar podría recomendar que nuestro liderazgo político evite la participación en las guerras internas de otras naciones, ésa no es nuestra decisión. La historia demuestra que debemos estar listos y en condiciones de enfrentar el espectro total de desafíos, incluyendo asistir a otras naciones con conflictos internos.



Generalmente la IW no amenaza la supervivencia de los Estados Unidos; sin embargo, presenta amenazas importantes a nuestros intereses en el entorno globalizado actual. Por ejemplo, las guerras irregulares afectan a dos de nuestros proveedores de petróleo más grandes: Nigeria y Venezuela. En Nigeria, el malestar local y los ataques contra instalaciones y personal en las áreas productoras de petróleo han afectado directamente las exportaciones petroleras de ese país. Venezuela alberga algunos insurgentes colombianos, causando serias tensiones en el área.



En Marzo de 2008, Colombia demostró su disposición de realizar operaciones a través de la frontera contra esos insurgentes cuando atacó y mató a un líder rebelde que se ocultaba en Ecuador. La intensificación de las tensiones en la región podría fácilmente forzar la participación de los Estados Unidos, dado nuestro apoyo actual al gobierno colombiano.



Dejo el cálculo de las probabilidades de conflictos convencionales e irregulares a los expertos de inteligencia, con suerte más acertados ahora después de la Operación Libertad de Irak. No obstante, la capacidad de los enemigos irregulares y convencionales ha quedado ampliamente demostrada por las décadas de terrorismo que culminaron el 11 de septiembre de 2001 y por las numerosas guerras civiles y conflictos no convencionales que se disputan actualmente. En un entorno incierto y cambiante, “no sabemos lo que no sabemos”.



Los eventos futuros serán tan inesperados y trascendentales como el derrumbamiento de la Unión Soviética o el ataque del 11 de septiembre. Sólo podemos desarrollar un rango posible de capacidades, incluyendo las que se necesitan para IW. Entonces, ¿qué son capacidades “irregulares” (distintas de las no regulares)?



Los desafíos irregulares cubren el espectro, desde terrorismo hasta insurgencias y guerra civil

Definir IW como una negación—todo lo que no sea guerra convencional—contribuye poco para determinar las capacidades necesarias. La doctrina de la Fuerza Aérea define IW como “una lucha violenta entre actores estado y no estado por la legitimidad y la influencia sobre las poblaciones pertinentes”, una declaración amplia que esencialmente cubre toda violencia dirigida a causar cambio político, sea cual fuere el origen.9 El profesional militar necesita una receta más específica.



Sin embargo, la misma doctrina proporciona alguna aclaración: “IW abarca un espectro de guerra donde la naturaleza y las características son bastante diferentes de la guerra tradicional. Incluye, sin limitación, actividades como insurgencia, [COIN], terrorismo y antiterrorismo”, otra definición “no convencional”.10 La competencia política violenta varía desde demostraciones callejeras en Palestina, pasando por terrorismo en Colombia, hasta la guerra civil total entre fuerzas convencionales en Líbano. Sin embargo, dentro de esta violencia existe un hilo común que distingue los conflictos irregulares de los convencionales: toma en cuenta no el por qué sino el cómo se lleva a cabo la lucha.



La guerra convencional supone combatir contra fuerzas militares definidas, identificables e inequívocas, cuya derrota (así como la destrucción de su infraestructura) es un problema bien estudiado para las fuerzas convencionales: identificar los centros de gravedad y aplicar poder de fuego. Independientemente de la fuerza adversaria, cuando sus miembros entran al campo como una entidad militar definida, las tácticas convencionales resultan efectivas contra ellas. Después de derrotar a las fuerzas militares del enemigo, decidimos que hemos ganado si el gobierno enemigo ha accedido a nuestras demandas o si hemos destruido ese gobierno y ocupado su territorio. Pero, la guerra convencional siembra las semillas de la guerra irregular. Si ocupamos territorio enemigo, quedamos vulnerables a constante resistencia irregular.



En la IW combatimos enemigos que intencionalmente mantienen su ambigüedad. Emplean todo tipo de violencia pero, en su mayor parte, evitan operar como una fuerza armada identificable. Esto no quiere decir que no estén organizados, simplemente no se autodenominan “ejército”, y no se concentran cuando ven una ventaja. El punto es que los oponentes irregulares se mezclan con la población. Su área de retaguardia, su santuario, queda fuera del área de conflicto formal o no ocupan un área geográfica, existiendo más bien dentro de la población local. En el último caso, no cruzan una frontera física para iniciar hostilidades.



El papel de las fuerzas militares en la victoria final (política) se completa cuando se suprime la violencia hasta un nivel que permita que funcione una sociedad “normal”. Este escenario presenta desafíos únicos, aunque no sin precedentes, para la acción militar.



El aspecto militar de estos desafíos se cubre bien bajo la contrainsurgencia

El problema de tratar con adversarios organizados, resentidos y violentos dentro de una población está integrado en la noción de COIN, “aquellas acciones militares, paramilitares, políticas, económicas, sicológicas y cívicas emprendidas por un gobierno para derrotar a la insurgencia”, definiéndose insurgencia como “un movimiento organizado que intenta derrocar al gobierno constituido por medio de subversión y conflicto armado”.11 Nuestra definición de insurgencia, redactada desde la perspectiva del “gobierno constituido”, hace un paralelo con la de IW, definida en una forma más objetiva que se concentra en la lucha violenta entre gobiernos e insurgentes por la legitimidad. Además del cambio de perspectiva, la lucha sigue siendo la misma—determinar quién gobernará. Debemos, por lo tanto, considerar las lecciones de COIN al desarrollar fuerzas para IW.



Sorprendentemente, todos los servicios aceptan la doctrina COIN en términos de su determinación del gobierno legítimo para una nación o sociedad. La doctrina conjunta sugiere “la creación de instituciones viables que respondan a las necesidades de la sociedad”.12 La doctrina de la Fuerza Aérea apunta hacia la lucha por la legitimidad e influencia sobre la población.13 La doctrina del Ejército y la Infantería de Marina hace eco de esta posición: “El poder político es el tema central en las insurgencias y contrainsurgencias; cada lado trata de lograr que la gente acepte como legítimo su gobierno o autoridad”.



14.El asunto de la legitimidad es complejo, pero el estándar de hecho de legitimidad del gobierno incluye la capacidad de ocupar y controlar territorio—una de las maneras de definir una nación-estado. El que ese control se logre por coacción o lo otorgue libremente la población a cambio de gobierno y servicios sociales es simplemente un detalle. No obstante, controlar una población significa poner tropas en el terreno—las fuerzas no están en control si no están presentes o no pueden llegar al lugar. Lo más importante, la autoridad local debe ejercer el control con sus propias botas.15 Como la esencia de la legitimidad es la presencia, toda lucha en una batalla COIN ocurre frente a frente y localmente. La batalla COIN intenta el control de la población, y no podemos hacerlo a distancia o sólo desde el aire.



Para el insurgente, el éxito depende de mantener la iniciativa. Al negar al gobierno objetivos identificables, el insurgente se asegura que éste sólo pueda reaccionar a sus movimientos. Al concentrar fuerzas sólo en momentos y lugares de su elección, controla el ritmo y los términos del conflicto.



Dispersándose entre la población, los insurgentes evitan presentar un blanco inequívoco fácilmente distinguible de los no combatientes (o permaneciendo en santuarios externos a los que no pueden acceder las fuerzas del gobierno). Comparados con las fuerzas convencionales, generan pocas huellas que pueda recopilar la inteligencia técnica. Con frecuencia, sólo los locales pueden proporcionar la información más pertinente—las identidades de los insurgentes.



Su proximidad a la población convierte cualquier ventaja del poderío aéreo en una desventaja en la medida que los insurgentes tratan de provocar que Estados Unidos o nuestra nación socia reaccione con violencia en gran escala que podría causar bajas civiles, destruir propiedades y demostrar falta de interés por el bienestar de los ciudadanos. Esto puede también tener el efecto secundario de incrementar la legitimidad percibida de los insurgentes elevando su estatura de ser criminales violentos a ser una fuerza organizada que puede competir legítimamente con el gobierno de la nación socia.



Tácticamente, los insurgentes sin la carga de las armas pesadas y los equipos blindados pueden moverse a pie o en vehículos civiles entre áreas pobladas tan rápido, o más rápido, que las fuerzas militares. A diferencia de las fuerzas del gobierno, que deben ser aparentes e identificables para demostrar su presencia a la población, los insurgentes pueden mantenerse indistinguibles de los otros civiles.



Para el comandante de la fuerza conjunta o combinada, esta situación limita efectivamente las fuerzas amigables de tierra a una paridad con los insurgentes en cuanto a información, poder de fuego y movilidad, dando lugar a luchas de unidades pequeñas con armas pequeñas. Sólo el poderío aéreo puede romper este impase.



Es indiscutible el valor del poderío aéreo en la contrainsurgencia, pero ésta última nunca será una lucha centrada en el aire

En el entorno COIN, el poderío aéreo permite que las fuerzas amigas vean, se muevan y disparen, haciendo posible dominar a los insurgentes atascados en el terreno. Al mismo tiempo, la necesidad de baja visibilidad de éste último le niega capacidades aéreas importantes. Por lo tanto, las amenazas a las fuerzas aéreas amigas quedan reducidas a sabotaje basado en tierra, fuego de armas pequeñas/artillería antiaérea, y números limitados de misiles superficie-aire. Para los Aerotécnicos, esto presenta una ecuación excepcionalmente asimétrica de poderío aéreo.



El poderío aéreo permite que pequeñas unidades que operan en terreno complejo creen, ocupen y exploten las alturas. La vigilancia de larga duración de áreas amplias y el reconocimiento aéreo inmediato permiten que las fuerzas amigas descubran al enemigo y anticipen sus acciones, reduciendo la capacidad del insurgente de controlar la iniciativa y lograr sorpresa táctica.



La movilidad aérea permite que las fuerzas amigas respondan a, busquen, o interrumpan contacto con los insurgentes, devolviendo la iniciativa táctica a las fuerzas del gobierno. Esto niega a los insurgentes la capacidad de lograr superioridad local mediante la concentración de fuerzas y limita el tiempo que tienen para llevar a cabo una operación. La movilidad aérea convierte efectivamente su táctica de concentrar fuerzas para lograr superioridad local en oportunidades para que las fuerzas del gobierno las identifiquen y destruyan.



El poderío aéreo proporciona a las unidades pequeñas potencia de fuego inmediata, precisa y escalable. El respaldo aéreo inmediato cambia la ecuación táctica de una paridad de potencia de fuego a una abrumadora superioridad de las fuerzas amigas. La precisión de los disparos con visibilidad y las armas con guía de precisión causa menos daño colateral que los camiones cargados de explosivos o los morteros del arsenal de los insurgentes. El poderío aéreo ofrece una gama de efectos desde saturación de área con armas de pequeño calibre (ametralladoras) hasta fuego de artillería (con el howitzer de 150 mm del AC-130) o la destrucción de blancos fortificados (con misiles Hellfire y otras bombas con guía de precisión). La fuerza amiga puede adaptar los efectos y dirigirlos con precisión para destruir insurgentes mientras limita el daño colateral.



La reciente creación de la Fuerza de Tareas Odin del Ejército en Irak refleja su entendimiento del valor del poderío aéreo y su buena disposición para pagar por ello.16 El Ejército creó una fuerza adecuada de aviones C-12, aviones no tripulados Warrior y Shadow, y helicópteros Apache controlados tácticamente por unidades de tierra estadounidense e iraquí para ver, acercarse, y dispararles a los malos elementos. El Ejército desvió recursos escasos para aumentar la capacidad provista por la Fuerza Aérea del teatro.



El poderío aéreo es sumamente importante para COIN. Tácticamente, ofrece a las unidades pequeñas la conciencia de situación, la movilidad y el poder de fuego necesarios para aplastar a los insurgentes y explota la vulnerabilidad de éstos impidiéndoles que concentren fuerzas o retengan posiciones fijas. Sin embargo, debemos tener cuidado de no exagerar el valor del poderío aéreo.



Últimamente, los proponentes del poderío aéreo liderados por el Mayor General Charles Dunlap y el Dr. Phillip Meilinger han propuesto un enfoque principalmente aéreo para COIN.17 Desafortunadamente, se han concentrado en sus aspectos cinéticos—un punto fuerte del poderío aéreo—en lugar de la batalla política más grande, que en gran medida no es afectada por el poderío aéreo.



No se derrota una insurgencia matando a los insurgentes—salvo que se esté dispuesto a matar a un segmento completo de la sociedad cuyas quejas dieron lugar a la insurgencia. Los proponentes del poderío aéreo son como los que descubrieron la penicilina, la droga maravillosa que cura miles de infecciones bacterianas, tal como el poderío aéreo destruye rápidamente insurgentes identificables.



Desgraciadamente, no todas las infecciones son bacterianas, y la penicilina no es efectiva contra infecciones virales, al igual que el poderío aéreo no puede proporcionar el contacto constante cara a cara necesario para liberar a los ciudadanos de la influencia viral de las actividades insurgentes en sus vecindarios.



La estrategia de “control aéreo” de la Real Fuerza Aérea en Irak durante las décadas de 1920 y 1930, a menudo mencionadas como un buen ejemplo de COIN centrada en el aire, utilizó el poderío aéreo británico junto con fuerzas de tierra pequeñas para atacar a rebeldes concentrados y llevar a cabo ataques de represalias contra sus aldeas. Aunque tuvo éxito en coaccionar a las autoridades tribales locales y proteger las fuerzas de tierra, produjo sólo efectos temporales y no hizo nada para crear un gobierno local en la región. Naturalmente, los británicos no tenían intenciones de establecer instituciones locales que compitan con la influencia imperial.18



La ventaja militar del punto elevado del poderío aéreo se convierte en una desventaja (o es irrelevante) en otras fases de COIN dirigidas a controlar poblaciones, que viven en el punto bajo. El poderío aéreo no puede proporcionar la presencia personal de un “policía en la esquina”, ni provee servicios comunitarios básicos. La población local puede buscar y solicitar asistencia de las fuerzas de tierra y otros representantes del gobierno en el área local, pero esencialmente no tienen contacto con el poderío aéreo. COIN e IW tienen que ver con la legitimidad del gobierno—gobierno próximo y personal. El contacto cara a cara no es un punto fuerte del poderío aéreo.



Se debe recordar que COIN por sí mismo no es una lucha centrada en lo militar, no asigna ninguna función independiente para fuerzas terrestres, aéreas o militares en general. El planeamiento estratégico debe ocurrir en el nivel interagencia con la nación socia, cuya agenda política, consideraciones políticas locales, y aportaciones interagencia estadounidenses deben pasar a ser parte de cualquier operación militar planeada. En muchos casos, estas consideraciones conformarán o excluirán operaciones militares. En COIN los políticos sí manejan la guerra.



Los Aerotécnicos con experiencia en IW/COIN deben hacer una contribución informada a la estrategia, pero no la dirigen. Esto es guerra, pero con una diferencia.



En el mejor de los casos, la fuerza militar es un mal necesario en COIN—útil para vencer formaciones militares, establecer suficiente seguridad inicial para permitir que la policía y fuerzas de seguridad locales tomen el control, y crear condiciones favorables para el desarrollo local político y económico. Demostramos en Vietnam y Afganistán que las fuerzas militares estadounidenses pueden aniquilar totalmente a los insurgentes que se concentren o reúnan en formaciones militares convencionales. Como aprendimos entonces, y estamos aprendiendo ahora en Irak, es muy difícil para las fuerzas militares convencionales ubicar y tratar con una fuerza insurgente dispersa que se oculta activamente en áreas urbanas y dentro de la población.



Aunque tácticamente expertas, las fuerzas convencionales bien adiestradas son estratégica y operacionalmente ineptas para realizar contrainsurgencia



Si todo lo que tienes es un martillo, todo parece un clavo.

—Bernard Baruch






Irónicamente, las “fuerzas de propósito general” actuales pueden ser cualquier cosa menos eso, habiéndose adaptado magníficamente a los requisitos del conflicto mecanizado de alta intensidad. Actualmente estamos organizados, adiestrados y equipados para realizar guerra convencional—conflicto entre entidades políticas manifiestas que utilizan fuerzas militares organizadas jerárquicamente.



Esto no sería ningún problema si los insurgentes presentaran un conjunto de blancos conocido y reaccionaran de formas conocidas. Desafortunadamente, no lo hacen así. Los insurgentes también estudian la historia, y los que no aprenden son rápidamente eliminados del “acervo genético”. Los insurgentes que sobreviven diseñan sus estrategias para invalidar las ventajas de las fuerzas convencionales de cantidad y potencia de fuego.



Hoy, nuestros Aerotécnicos reciben un excelente adiestramiento para ganar una guerra convencional. Como cualquier profesional competente, en una situación poco familiar, primero utilizamos las herramientas que conocemos mejor. La doctrina COIN del Ejército y la Infantería de Marina reconoce elegantemente este defecto: “Las fuerzas militares que derrotan con éxito a las insurgencias son generalmente aquellas que superan su inclinación institucional de librar guerra convencional contra los insurgentes”.19 La doctrina de la Fuerza Aérea no dirá esto tan claramente pero lo reconoce implícitamente: “IW no es una forma menor incluida de guerra tradicional”.20



Un estudio RAND reciente explica este punto de forma clara y sin ambigüedades. Después de investigar brevemente la experiencia estadounidense en guerras menores anteriores a 1960 y de examinar mejor la Guerra de Vietnam y las operaciones actuales en Irak, encontró que las unidades pequeñas y flexibles sin la carga de doctrina y organizaciones convencionales pueden contrarrestar con éxito la actividad insurgente, directamente y trabajando con las fuerzas locales.



Las fuerzas convencionales, a pesar de la buena planificación y doctrina COIN, la ejecutan sin éxito, reflejando una perspectiva y cultura organizacional a gusto con la batalla decisiva y la potencia de fuego pero no con las restricciones de las operaciones político-militar de largo plazo con aliados menos que competentes.21



En la “oleada” reciente de fuerzas de combate en Irak, aún vemos el deseo de buscar la batalla decisiva con los insurgentes y maximizar el uso de nuestra ventaja de potencia de fuego, a pesar del énfasis actual en la educación en COIN dentro del Ejército de los Estados Unidos. Nuestra doctrina COIN enfatiza la naturaleza prolongada del conflicto y la necesidad de crear un gobierno y sociedad civil en la nación socia junto con una capacidad militar. El estudio RAND produce un mensaje claro—tenemos una doctrina COIN válida, pero una doctrina en los anaqueles no puede competir con toda una vida de educación y capacitación convencional. Podemos ejecutar COIN, pero no queremos o nos olvidamos de hacerlo.



Igualmente importante es el hecho de que las fuerzas de propósito general están configuradas por diseño, capacitación y actitud para realizar ellos mismos la misión, no a través de representantes locales o de las fuerzas de una nación socia. Esto crea serios problemas para las misiones COIN.



El Dr. Meilinger lamenta el hecho que gobiernos que dependen del apoyo estadounidense a menudo sean descritos y percibidos como “marionetas” estadounidenses, lo que es una desventaja en la competencia por la legitimidad.22 Esta acusación refleja una percepción exacta de los patrones operacionales preferidos por nuestras fuerzas convencionales. La práctica usual de los militares estadounidenses de arribar con fuerza abrumadora y operar independientemente del control de otra nación refuerza la percepción de que Estados Unidos es un actor externo—un “imperialista”.



Para ganar y retener la legitimidad, el gobierno de la nación anfitriona debe dar la impresión de estar a cargo. Nuestros militares pueden hacer esto sólo desarrollando fuerzas locales para que tomen la iniciativa en combatir a los insurgentes. Una mirada rápida en la “tarjeta de puntuación” de la Fuerza Aérea en Libertad de Irak y Libertad Duradera demuestra que hemos fallado este punto.



Hasta julio de 2008, el Resumen del Poderío Aéreo de la Fuerza Aérea no muestra nada acerca de operaciones y capacidades de la Fuerza Aérea Iraquí—sólo incursiones estadounidenses y de la coalición—aunque esto ha cambiado recientemente para reflejar algunas contribuciones locales.23 Para proporcionar capacidad de COIN y asegurar que las fuerzas de propósito general bien capacitadas se concentren en la misión convencional, tenemos que extraer la distracción IW / COIN de las fuerzas convencionales y desarrollar organizaciones distintas adaptadas para llevar a cabo IW / COIN.



La contrainsurgencia requiere fuerzas organizadas, capacitadas y equipadas para la misión

Al realizar COIN, no nos interesa mucho el valor del poderío aéreo como su fuente. Las fuerzas externas pueden servir como un sustituto provisional, pero no son la solución. La Fuerza Aérea necesita tomar en serio el asunto de crear y sostener poderío aéreo local para COIN—creando la Fuerza Aérea de 100 alas sugerida por el Secretario de Defensa Robert Gates.24 En breve, debemos crear y sostener una capacidad de defensa interna extranjera (FID) para la Fuerza Aérea que pueda crear esas 60 alas adicionales no regulares para las naciones socias.



Para crear una capacidad FID institucional para la Fuerza Aérea y un grupo de expertos en COIN para realizar la misión se requiere establecer un ala permanente centrada en esta misión. ¿Por qué un ala? Porque luchamos, nos capacitamos y asignamos recursos de esa manera. La unidad debe consistir de un ala de capacitación técnica y un ala compuesta operacional, en partes iguales, a la medida para IW y COIN. Llamémosla un Ala IW con un Grupo FID como su componente de capacitación y un Grupo COIN como su brazo de operaciones.



El Grupo FID crearía poderío aéreo para la nación anfitriona o llenaría las brechas en su organización. Muchos países que enfrentan insurgencias o que albergan terroristas no tienen poderío aéreo efectivo. Algunos poseen aviones pero tienen deficiente capacidad de reclutamiento, capacitación, comando y mantenimiento—funciones básicas de la Fuerza Aérea que podemos enseñar. El Grupo FID necesita especialistas en todas las funciones organizacionales de la Fuerza Aérea (organizar, capacitar, equipar y proveer fuerzas; desarrollar doctrina; etc.) a fin de crear esas capacidades en la nación socia para que pueda sostener la lucha.



El Grupo COIN enseñaría el empleo del poderío aéreo y establecería la capacidad inicial, demostrando así la utilidad del poderío aéreo a las naciones socias. Teniendo la misión de instruirlas en el empleo y control de fuerzas (es decir, enseñar tácticas, planeamiento, y comando y control), el Grupo COIN necesita un pequeño complemento de aviones—no de alta o baja tecnología sino de la tecnología correcta para los países en particular.



El sistema de armas del grupo proporcionaría aptitud para la misión, capacidad de combate inicial, y un modelo de implementación para la nación socia. Debemos seleccionar armas y sistemas de apoyo por su potencial, precio asequible, capacidad de mantenimiento y cosas en común con otras naciones en una región objetivo. Algunas naciones pueden operar los F-16, pero la mayoría no. El ala debe tener sistemas especializados, no porque necesitemos capacidades nuevas sino porque los sistemas deben corresponder con los requisitos y limitaciones específicos de la nación socia.



Asumiendo que nuestra estrategia exija la transferencia de esos sistemas a la nación socia, el Ala IW deberá ser dueña de éstos. En caso contrario, los puede arrendar, lo que reducirá costos y hará posible que el ala cambie sistemas de armas específicos rápidamente para que correspondan con los requisitos de una variedad de naciones socias.



El Grupo COIN debe poseer una variedad de capacidades (vigilancia, puente aéreo y ataque) y un pequeño centro de operaciones aéreas para comando y control orgánico que sirva para decenas de incursiones por día, no miles. Los elementos de tamaño de escuadrón para ataque ligero; la movilidad; la inteligencia, la vigilancia y el reconocimiento; y los sistemas de alas giratorias deberán ser adecuados. Debemos dar al Ala IW el tamaño adecuado para que funcione como un núcleo alrededor del cual se desarrolle la capacidad de la nación anfitriona en lugar de intentar ser una fuerza aérea nacional completa.25



Esta ala proporciona una capacidad de combate inicial básica. Si el socio no tiene recursos para confrontar una insurgencia avanzada o de gran escala, podemos incrementar el Ala IW con una fuerza expedicionaria aérea y espacial (AEF) de la Fuerza Aérea. Expertas en destruir objetivos militares, las fuerzas convencionales pueden atacar efectivamente a los insurgentes que operen fuerzas concentradas o al descubierto.



Cuando se acaban esos blancos, generalmente muy rápido, retiramos la AEF y nos apoyamos en el gobierno local y el equipo político estadounidense que lo apoya. Después de tratar con la amenaza inicial, sólo necesitamos una pequeña estructura de fuerza de aviones especiales para apoyar las operaciones de COIN.



El Ala IW también ofrece a la Fuerza Aérea una incubadora para formar expertos y estrategas confiables de IW/COIN para los comandantes combatientes regionales. Para llevar a cabo IW con éxito, tenemos que invertir igual tiempo en educar en IW a líderes y tiradores y en educarlos sobre las guerras de teatro mayor del pasado. De lo contrario, quedamos expuestos a repetir la historia reciente—capacitación en el trabajo o apoyarse en operaciones convencionales de potencia de fuego intensiva. Es mejor “perder” horas-hombre educando en la sala de clase y en ejercicios de campo que “perder” vidas (mayormente de locales y de nuestras fuerzas de tierra) volviendo a aprender cómo luchar guerras sucias pequeñas.



FID nos enseña la importante lección de que la mejor capacitación, intención y equipo no servirán de mucho si no ganamos el respeto del personal de la nación socia—y se necesita tiempo para desarrollar relaciones útiles con nuestros homólogos. Aunque el término AEF que usamos para presentar fuerzas funciona bien para apoyar operaciones convencionales, las rotaciones cortas de módulos de fuerzas regulares no se prestan para las asociaciones duraderas que demanda el FID efectivo.



Más bien, debemos implementar despliegues de largo plazo o despliegues constantes del mismo personal estadounidense en un país objetivo, asegurando así que la organización interna del ala tenga equipos orientados regionalmente cuyos ciclos de despliegue respondan a las necesidades operacionales de las naciones anfitrionas. El Ala IW estará en guerra. Si no podemos desplegar los mismos individuos por la duración total, entonces debemos garantizar que se pueden desplegar con regularidad.



El desarrollo de relaciones y respeto mutuo también requiere que todo el personal en contacto con la nación socia invierta en destrezas culturales y de idioma. El Ala IW debe mantener una variedad de requisitos de idioma acorde con las probables áreas de interés de los Estados Unidos. Preparar intensivamente a un pequeño número de individuos del ala promete un mejor beneficio que tratar de proveer nociones de idioma o adiestramiento cultural a todos en la Fuerza Aérea.





Las fuerzas de guerra o de contrainsurgencia irregulares dedicadas no tienen que ser excesivamente grandes o costosas

Las operaciones COIN exitosas requieren que la nación socia atacada por la insurgencia tome la iniciativa en las operaciones. Después de todo, la guerra es para determinar quién ejerce el gobierno sobre la población—y ése no es Estados Unidos. Por lo tanto, la nación socia debe proporcionar y pagar por el grueso de las fuerzas, y nosotros debemos limitar los equipos y sistemas a aquellos que ésta pueda pagar, operar y sostener.



Como se indicó anteriormente, durante IW/COIN, una fuerza estadounidense del tamaño de ala que sirva como el núcleo de la capacidad de una nación socia es más valiosa que gran número de sistemas de armas estadounidenses. Al mismo tiempo, la necesidad que tienen los insurgentes de no ser detectados también confina efectivamente la amenaza al sabotaje de fuerzas aéreas amigas, fuego de armas pequeñas o artillería antiaérea, y unos cuantos misiles superficie-aire, lo que a su vez reduce las necesidades técnicas y de rendimiento—y el costo—del poderío aéreo adaptado para la misión de COIN.



La elección de no dotar los recursos a una organización y capacidad de IW/COIN dedicada es una falsa economía. La ausencia de un Ala IW nos obliga a usar medios convencionales para combatir conflictos irregulares. Cada día, el poderío aéreo demuestra que puede llevar a cabo la misión cinética en Irak y Afganistán, pero lo hace a un costo horrendo: 18 mil millones de dólares (8 mil millones en abastecimientos y 10 mil millones en operaciones y mantenimiento) para ejecutar la parte de operaciones de la Fuerza Aérea en Irak y Afganistán durante el año fiscal de 2007. (Desde 2001 hasta 2007, la Fuerza Aérea gastó un total de 63 mil millones de dólares en esas operaciones.)26



Mantener una flota de aviones B-1, KC-10, F-15, TR-1, etc., en el teatro para arrojar de vez en cuando una bomba en espacio aéreo tolerante es un poco como cazar mosquitos con un fusil para elefantes. Esos sistemas de armas (y su estructura de apoyo logístico y de comando y control) son invaluables contra las fuerzas concentradas de un enemigo tecnológicamente experto, pero en una lucha COIN sólo usamos una fracción de su potencial, mientras que se consumen recursos a toda velocidad. Peor aún, estas fuerzas convencionales contribuyen poco o nada a desarrollar capacidad en la nación socia.



Gastar mil millones de dólares al año en una fuerza COIN dedicada en lugar de 18 mil millones eliminaría una presión considerable de las cuentas de sostenimiento y recapitalización de la Fuerza Aérea. Mientras no hagamos la inversión en personal, organizaciones y sistemas de armas dedicados para desarrollar poderío aéreo de nación anfitriona, enfrentaremos un desgaste interminable y costoso de despliegues de AEF como nuestra única opción en conflictos no convencionales.





Las fuerzas de contrainsurgencia deben satisfacer nuestro criterio de victoria en la guerra irregular: Podemos volver a casa cuando la nación socia pueda hacerse cargo de la lucha

En el nivel táctico, tenemos una doctrina COIN. De manera significativa (tal vez involuntariamente), en el nivel conjunto/estratégico, no tenemos una doctrina COIN. Existe la Publicación Conjunta 3-07.1, Tácticas, Técnicas y Procedimientos Conjuntos para Defensa Interna Extranjera (FID), y la doctrina conjunta define FID como la “participación de agencias civiles y militares de un gobierno en cualquiera de los programas de acción ejecutados por otro gobierno u otra organización designada para liberar y proteger su sociedad de la subversión, el caos y la insurgencia” (énfasis añadido).27 Intencional o no, esta definición reconoce la clave más importante para la victoria en IW y/o COIN, no obstante se la olvida con mucha frecuencia. Una potencia externa no puede “ganar” la guerra; ésta es una lucha por la legitimidad política entre facciones locales.



Éste es el punto más importante que se debe recordar al ejecutar COIN. Salvo que tengamos la intención de desplegar fuerzas por tiempo indefinido, debemos desarrollar capacidades y legitimidad de nación socia—lo que requiere un esfuerzo de baja visibilidad que ponga a las fuerzas locales a cargo lo más pronto posible. En las palabras de T. E. Lawrence, “No intente hacer demasiado con sus propias manos.



Es preferible que los árabes lo hagan tolerablemente a que usted lo haga perfectamente. Es su guerra, y usted está para ayudarlo, no para ganarla por ellos”.28 Por lo tanto, pensamos sobre la victoria en términos de que la Fuerza Aérea Iraquí vuele Tucanos y Mi-17 en forma adecuada—no que la Fuerza Aérea de los Estados Unidos vuele impecablemente los F-22 y CV-22.



En esta área (desarrollo del poderío aéreo local), la Fuerza Aérea está fallando. Su capacidad inigualable va mucho más allá de lo que la mayoría de naciones necesitan o pueden lograr. Aparte del Sexto Escuadrón de Operaciones Especiales del Comando de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea y del Grupo Consejero Expedicionario Aéreo No. 370 de las Fuerzas Aéreas del Comando Central Estadounidense (antes llamado Equipo de Transición de la Fuerza Aérea de la Coalición), la Fuerza Aérea no tiene organización ni infraestructura dedicada a desarrollar poderío aéreo local. Una unidad pequeña, la Sexta, se concentra en capacitar tácticamente a las fuerzas aéreas locales existentes para apoyar las actividades de las fuerzas de operaciones especiales. El grupo No. 370 tiene un complemento más grande y mayor capacidad pero funciona como una unidad ad hoc sin infraestructura institucional, y capacita solamente a las fuerzas aéreas de Irak y Afganistán.



Para ejecutar FID, debemos dedicar una organización a esa misión. Si no es la tarea de alguien, entonces no es la tarea de nadie. Estados Unidos no puede actuar como el policía del mundo, pero podemos asegurar que los policías locales estén listos y sean capaces de vigilar sus propias sociedades.  



Notas



1. La Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de América (Washington, DC: La Casa Blanca, marzo de 2006), 15-16, http://www.whitehouse.gov/nsc/nss/2006/nss2006.pdf.



2. Informe de Revisión Cuadrienal de la Defensa (Washington, DC: Departamento de Defensa, 6 de febrero de 2006), vii, http://www.defenselink.mil/pubs/pdfs/QDR 20060203.pdf.



3. Julian E. Barnes y Peter Spiegel, “A Battle over ‘the Next War,’ (Una Batalla sobre ‘la Próxima Guerra’)”, Los Angeles Times, 21 de julio de 2008, http://www

.latimes.com/news/nationworld/nation/la-na-next war21-2008jul21,0,4824552.story (accedido el 1 de agosto de 2008).



4. Ésta es la opinión del autor, basada en numerosos intercambios recientes por correo electrónico con oficiales de acción del Estado Mayor del Aire de la Fuerza Aérea, con grados de mayor a coronel. Estrictamente hablando, la violencia actual en Irak comenzó como resistencia a la ocupación estadounidense a consecuencia de una guerra convencional en 2003. El que el enemigo utilice las estrategias y tácticas de insurgencia refleja la utilidad del modelo. Ahora es una insurgencia clásica, con varias facciones que luchan por la legitimidad con el gobierno de Irak posterior a Saddam.



5. La doctrina de IW afirma que “la abrumadora dominación de los Estados Unidos en las guerras convencionales recientes hace que sea altamente improbable que la mayoría de adversarios elijan luchar contra Estados Unidos en una forma tradicional, convencional”. Documento de Doctrina de la Fuerza Aérea (AFDD) 2-3, Guerra Irregular, 1 de agosto de 2007, 1, http://www.fas.org/irp/doddir/usaf/afdd2-3.pdf. El Informe de Revisión Cuadrienal de la Defensa pide explícitamente cambiar el énfasis de operaciones convencionales a irregulares (vi). De acuerdo con la Estrategia de Defensa Nacional (Washington, DC: Departamento de Defensa, junio de 2008), “Debemos mostrar un dominio de la guerra irregular comparable con el que poseemos en el combate convencional” (4).



6. Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, SIPRI Yearbook 2008: Armaments, Disarmament and International Security, Summary (Anuario de 2008 del SIPRI: Armamentos, Desarme y Seguridad Internacional, Resumen) (Estocolmo: Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, 2008), http://yearbook2008.sipri

.org/files/SIPRIYB08summary.pdf (accedido el 16 de julio de 2008). El informe del SIPRI cubre tres conflictos convencionales en Eritrea-Etiopía, 1998–2000; India-

Paquistán (Kargil), 1998–2003; y Estados Unidos/Coalición -Irak, 2003. El cuarto es el conflicto reciente entre Rusia y Georgia sobre la condición de Osetia del Sur.



7. Angel Rabasa y otros, Ungoverned Territories: Understanding and Reducing Terrorism Risks (Territorios Sin Gobierno: Entender y Reducir los Riesgos del Terrorismo), RAND Project Air Force, Informe MG-561-AF (Santa Mónica, CA: RAND, 2007), xv–xix, http://www.rand.org/pubs/monographs/2007/RAND_MG561.pdf.



8. Véase Richard F. Grimmett, Instances of Use of United States Armed Forces Abroad (Casos de Uso de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos en el Extranjero), 1798–2007, Informe CRS para el Congreso, RL32170 (Washington, DC: Servicio de Investigación del Congreso, 14 de enero de 2008), http://www.fas.org/sgp/crs/natsec/RL32170.pdf.



9. Véase AFDD 2-3, Guerra Irregular, 1.



10. Ibíd., 3.



11. Publicación Conjunta (JP) 1-02, Diccionario de Términos Militares y Asociados del Departamento de Defensa, 12 de abril de 2001 (incluyendo enmiendas hasta el 26 de agosto de 2008), 130, 269, https://jdeis.js.mil/jdeis/new_pubs/jp1_02.pdf (accedido el 16 de octubre de 2008).



12. JP 3-07.1, Joint Tactics, Techniques, and Procedures for Foreign Internal Defense (FID) (Tácticas, Técnicas y Procedimientos Conjuntos para la Defensa Interna Extranjera), 30 de abril de 2004, ix, http://www.dtic.mil/doctrine/jel/new _pubs/jp3_07_1.pdf.



13. Véase AFDD 2-3, Guerra Irregular, 1.



14. Manual de Campo del Ejército (FM) 3-24 / Publicación de Combate de Guerra de la Infantería de Marina (MCWP) 3-33.5, Counterinsurgency, 15 de diciembre de 2006, 1-1, http://www.fas.org/irp/doddir/army/fm3-24.pdf.



15. El que tropas extranjeras estén en control indica una ocupación, no COIN—un problema similar pero con una ejecución y resultados muy diferentes. El predominio actual de las tropas estadounidenses en el terreno en Irak y Afganistán no refleja una situación doctrinaria; más bien, es el resultado de realidades tácticas y un vacío de poder en las secuelas de la destrucción de los regímenes previos por las fuerzas estadounidenses.



16. Thom Shanker, “U.S. Army Developing Airborne Surveillance Force (El Ejército de los Estados Unidos Desarrolla una Fuerza de Vigilancia Aerotransportada),” International Herald Tribune, 20 de junio de 2008, http://www.iht.com/articles/2008/06/20/america/military .php (accedido el 17 de julio de 2008).



17. Mayor General Charles J. Dunlap Jr., Shortchanging the Joint Fight? An Airman’s Assessment of FM 3-24 and the Case for Developing Truly Joint COIN Doctrine (¿Trato Injusto de la Lucha Conjunta? Evaluación de un Aerotécnico de FM 3-24 y el Caso de Desarrollar una Doctrina COIN Verdaderamente Conjunta), Monografía de la Universidad del Aire (Maxwell AFB, AL: Universidad del Aire, 2008), http://www.au.af .mil/au/aul/aupress/ARI_Papers/DunlapARI1.pdf; y Phillip S. Meilinger, “Counterinsurgency from Above (Contrainsurgencia desde Arriba)”, Air Force Magazine 91, no. 7 (julio de 2008): 36, http://www.airforce-magazine .com/MagazineArchive/Documents/2008/July%202008/0708COIN.pdf.



18. James S. Corum y Wray R. Johnson, Airpower in Small Wars: Fighting Insurgents and Terrorists (Poderío Aéreo en las Guerras Menores: Combatiendo a Insurgentes y Terroristas) (Lawrence, University Press of Kansas, 2003), 54-56.



19. FM 3-24 / MCWP 3-33.5, Contrainsurgencia, ix.



20. Véase AFDD 2-3, Guerra Irregular, 3.



21. Austin Long, Doctrine of Eternal Recurrence—The U.S. Military and Counterinsurgency Doctrine, 1960–1970 and 2003–2006 (Doctrina de Repetición Eterna—Los Militares Estadounidenses y la Doctrina de Contrainsurgencia, 1960–1970 y 2003–2006 ), RAND Counterinsurgency Study, Documento 6 (Santa Mónica, CA: RAND, 2008), 27, http://www.rand.org/pubs/occasional_papers/2008/RAND _OP200.pdf (accedido el 1 de julio de 2008).



22. Meilinger, “Counterinsurgency from Above (Contrainsurgencia desde Arriba)”, 36.



23. Air Force Print News, “July 30 Airpower Summary: KC-10s ‘Extend Air Ops,’ (Resumen del Poderío Aéreo al 30 de Julio: Los KC-130 ‘Extienden las Operaciones Aéreas’)”, 31 de julio de 2008, Air Force Link, http://www .af.mil/news/story.asp?id=123108928 (accedido el 1 de agosto de 2008).



24. Secretario de Defensa Robert M. Gates, “Secretary Gates [sic] Remarks at Maxwell-Gunter Air Force Base, Montgomery Alabama, [21 April 2008] (Comentarios del Secretario Gates [tal cual] en la Base de la Fuerza Aérea Maxwell-Gunter, Montgomery Alabama, [21 de abril de 2008]” (Washington, DC: Departamento de Defensa, Oficina del Sub Secretario de Defensa, Asuntos Públicos, 2008), http://www.defenselink.mil/transcripts/transcript .aspx?transcriptid=4214 (accedido el 21 de julio de 2008).



25. Para ver más detalles, consulte Coronel Billy Montgomery, “USAF Irregular Warfare Concept (Concepto de Guerra Irregular de la USAF)”, Documento de investigación (Hurlburt Field, FL: Comando de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea, mayo de 2007), http://www.excaliburrd.com/docs/AT-6Project/AFSOCWhite

PaperUSAFIrregularWarfare.pdf



26. Analysis of the Growth in Funding for Operations in Iraq, Afghanistan, and Elsewhere in the War on Terrorism (Análisis del Crecimiento del Financiamiento de las Operaciones en Irak, Afganistán y Otros Lugares en la Guerra Contra el Terrorismo), Informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso ante el Comité de Presupuesto del Senado de los Estados Unidos (Washington, DC: Oficina de Presupuesto del Congreso, 11 de febrero de 2008), 6, 9, http://www .cbo.gov/ftpdocs/89xx/doc8971/02-11-WarCosts_Letter

.pdf (accedido el 9 de agosto de 2009).



27. JP 1-02, Diccionario del Departamento de Defensa, 216.



28. T. E. Lawrence, “Twenty-Seven Articles (Veintisiete Artículos)”, The Arab Bulletin, 20 de agosto de 1917, en The World War I Document Archive (Achivo de Documentos de la Primera Guerra Mundial), http://wwi.lib.byu.edu/index.php/The_27_Articles_of_T.E._Lawrence (accedido el 17 de octubre de 2008). Lawrence estaba describiendo sus esfuerzos durante la sublevación árabe contra los turcos otomanos en la Primera Guerra Mundial.




El Coronel (USAF-Ret.) John D. Jogerst (USAFA; MS, University of Arkansas), se ha desempeñado como navegante del avión C-130/MC-130 y ha estado al mando de componentes de aviación de operaciones especiales desplegados en el teatro durante las operaciones Provide Comfort, Libertad Duradera y Libertad para Irak. El Coronel Jogerst fungió en calidad de comandante de escuadrón, comandante de la Escuela de Operaciones Especiales de la USAF e integrante del cuerpo docente de la Escuela Superior de Guerra de la Fuerza Aérea en calidad de presidente de Operaciones Especiales ante la Universidad del Aire. El Coronel Jogerst es egresado de la Escuela para Oficiales de Escuadrón, la Escuela Superior de Comando y Estado Mayor y de la Escuela Superior de Guerra.



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