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domingo, 17 de abril de 2011

Gebhard Leberecht Von Blucher.


Gebhard Leberecht Von Blucher.


Gebhard Leberecht von Blücher (16 de diciembre de 1742-12 de septiembre de 1819), Mariscal del ejercito prusiano.

LOS COMIENZOS:
Nació en la ciudad portuaria de Rostock a orillas del Baltico. Nació en una familia de terratenientes aunque su padre era militar, y comenzó su brillante carrera militar a la edad de 16 años en el ejercito sueco como hussar, en esta época era común que los extranjeros sirviesen en ejércitos de otras naciones y esto era especialmente común entre los alemanes. La casualidad quiso que su bautismo de fuego fuese contra los prusianos de Federico el Grande durante la guerra de los Siete Años, siendo capturado por estos en 1760. pero quiso el destino que un coronel prusiano le cogiera afecto, el coronel Belling y Blücher pasó a formar parte de sus hombre y por extensión del ejercito prusiano. Cuando la guerra termino éste se dedicó a la vida alegre y desenfrenada algo que sería habitual en su vida y que le produciría varios contratiempos. Esta vida disoluta se vio interrumpida al entrar de nuevo en acción en Polonia, por entonces era capitán. Sus acciones contra la resistencia local fueron feroces y crueles hasta el punto de que se le termino sancionando y apartándole de los ascensos en su escuadrón. Blücher protesto contra esta sanción que el consideraba injusta y al caer sus reclamaciones en saco roto opto por abandonar el servicio de las armas y vivir como terrateniente.



LA VUELTA AL EJERCITO



Tras la muerte de Federico el Grande regresó a su antiguo escuadrón con el grado de comandante. En 1793 acompañó al duque de Brunswick en su expedición a los Países Bajos contra las tropas revolucionarias francesas. Blücher sólo participó en acciones menores aunque con buena eficacia y en 1795 fue ascendido a general de división. Tras la Paz de Basilea Francia y Prusia atravesaron un periodo de diez años de paz continuada. Durante este periodo ejerció como Gobernador de la provincia de Wesfalia , función que desempeñó con gran competencia. En 1801 es nombrado teniente general, y en cuanto comienzan la guerra de napoleón contra los austriacos y rusos en 1805, públicamente expresa su inclinación a detener a Bonaparte antes de que sea demasiado tarde. Por fin en 1806 recibe con gran entusiasmo la noticia de que Prusia entraría en guerra con la Francia de Napoleón.



LAS GUERRAS NAPOLEONICAS



Su primer gran encuentro con las tropas napoleónicas fue en la batalla de Auerstädt. Estaba al mando de doce de los mejores escuadrones de la caballería prusiana. Pero fiel a su ardiente carácter cargo demasiado pronto contra una excelente infantería francesa que apenas había sido castigada previamente por la infantería o la artillería. Sus múltiples cargas resultaron infructuosas, malgastando de este modo la que era considerada como la mejor caballería de Europa. Tras el descalabro prusiano Blücher dirigió una excelente retirada hacia Lübeck. Presento una fiera resistencia en ésta ciudad contra fuerzas superiores pero al final no le quedó mas remedio que rendirse y fue hecho prisionero, aunque por suerte fue rápidamente intercambiado por el general francés Victor. Combatió hasta el final de la guerra en la zona de Prusia oriental.



Durante este nuevo periodo de paz Prusia empieza a sufrir una gran reforma en su ejercito de la que Blücher sería uno de los principales promotores. Cuando la guerra comienza de nuevo en Europa de nuevo Blücher insta al rey para unirse a Austria en contra de los franceses, pero Federico Guillermo se negaría a actuar sin la intervención de los rusos del lado aliado.



En 1811 en muchos lugares de Prusia se comenzaron a hacer preparativos secretos para levantarse contra el poderío francés. Espías franceses sorprendieron a Blücher adiestrando a 7000 hombres en Silesia y el Rey se vio obligado a expulsarle del servicio activo para apaciguar a los franceses.



En 1813 comenzó el levantamiento y Blücher se situó en lo más agitado de las acciones en Gross-Görschen. Actuando con su habitual vehemencia llegó a cargó con sus hombres obligando al propio Napoleón a refugiarse dentro del cuadro de la guardia. Pero cuando sus superiores decidieron no reanudar las acciones al día siguiente Blücher se llevo una gran decepción.



Después de esto se le concedió el mando del ejercito de Silesia, con lo que ahora el viejo militar tenia mucha más autonomía ya que su único superior era el rey. El 26 de agosto vence a Macdonal en Katzbatch. Y a Marmont en Wartenburg el 3 de octubre. A continuación vino la inmensa batalla de Leipzig donde aunque los ejércitos aliados inflingen una severa derrota a Napoleón, las tropas prusianas de Blücher reciben un tremendo castigo, aun con sus tropas maltrechas emprendió la persecución de los franceses atravesando el Ring y llevando la guerra al suelo patrio de los enemigos.



Una vez en Francia Blücher hizo todo lo posible por avanzar en dirección a París. Por esa época ya se le empezaba a conocer como el “mariscal siempre adelante”. Por fin después de varios reveses los aliados consiguieron entrar en la capital francesa. El imperio francés había caído.



Luego, tras la caída de Napoleón comenzó el Congreso de Viena, interrumpido por la vuelta de Elba y posterior desembarco de éste en Francia. Blücher comenzó inmediatamente a preparar a su ejército para la nueva guerra que se avecinaba.



El viejo mariscal reunió a su ejercito el 19 de abril en Lieja. El mariscal de campo Gneisenau era el jefe de su estado mayor, como en las campañas de 1813 y 1814; este binomio Blücher-Gneisenau había dado un gran resultado gracias a que el segundo junto con Scharnhost ponían el complemento de sabiduría militar y templanza que la vehemencia de Blücher necesitaba. Antes de que comenzasen la acciones bélicas hubo una revuelta interna en las filas prusianas protagonizada por los sajones que el “mariscal siempre adelante” reprimió sin ningún tipo de miramientos; se fusilo a los cabecillas y las tropas reveladas se les envió de vuelta a casa. Una vez apaciguados los problemas internos se dirigió en dirección a las tropas británicas de Wellington en Bélgica. Napoleón que quería evitarlo a toda costa consiguió en un principio interponerse entre ambos, y enfrentándose simultáneamente a los ingleses en Quatre Bras , y a los prusianos en Ligny. En la batalla de Ligny el 16 de junio de 1815 los prusianos son derrotados y Blücher que dirigió personalmente la carga de su caballería termina atrapado bajo su caballo y está a punto de ser hecho prisionero. En cuanto pudo reencontrarse con sus tropas empezó rápidamente a reorganizarlas y tomó la crucial decisión de reintentar encontrarse con Wellington en vez de dirigirse en dirección a sus líneas de abastecimiento como Napoleón había previsto. Con un ejército prusiano agotado, y con Grouchy persiguiéndoles Blücher toma la decisión el 18 de junio de dirigirse al campo de batalla de Waterloo. Sobre la una del mediodía Napoleón ya es consciente de la llegada de los prusianos y esto trastoca sus planes. Los prusianos se dirigen decididamente hacia La Belle Alliance produciéndose los principales combates en Placenoit. Al final después de durísimos combates los prusianos atraviesan las defensas y se terminan lanzando contra la retaguardia francesa. El dispositivo francés terminó por desplomarse y Blücher se reune ya de noche con Wellington en la Belle Alliance en la cumbre de su gloria, las guerras napoleónicas habían terminado.


Después marchó con su ejercito hacia París y asumió el mando de la ciudad durante un breve espacio de tiempo durante el cual se dedicó a castigar a los franceses con la rudeza, por llamarlo de alguna manera, que le había caracterizado Como ejemplo cumplió su promesa de volar el monumento a la victoria francesa en Jena. Con la legada de las autoridades civiles aliadas Blücher fue enviado de vuelta a casa, dedicándose el resto de sus días a vivir de nuevo como un terrateniente y al frenesí de su vida alegre.


Murió el 12 de septiembre de 1819 poniendo con su muerte fin a un estilo de lider militar más propio de épocas anteriores que cargaba sable en mano al frente de sus tropas en contraposición con la nueva generación de jefes militares de estado mayor más burocratizados. Fue portador de la estrella de la gran cruz de hierro, honor solo concedido además de a él a Hindemburg ya en el siglo XX.

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