Concepto inicial.
Comencemos por decir que partimos del concepto de la geopolítica de Karl Haushofer y Halford J. Mackinder entendiendo que es la proyección de las naciones y los continentes sobre el orden regional y mundial, con todos los elementos que componen su geografía, en el sentido más amplio de este término, y viceversa, las fuerzas de todo orden que convergen desde el mundo, y las regiones sobre los países.
Pero hay zonas más determinantes que otras en cuanto a la influencia de sus proyecciones. El medio Oriente por ejemplo.
Se trata de una interacción de fuerzas e influencias, que tienen una directa relación con las potencialidades recíprocas, y con el grado de integración de la personalidad nacional, que las hacen más o menos vulnerables.
Pero las concepciones de aquellos autores, se refirieron a escenarios examinados desde una perspectiva europea, que no puede ser la de una nación sudamericana, por su diametralmente diferente ubicación geográfica. Por lo tanto su concepción debe servirnos esencialmente como una nueva metodología para el examen general de la posición argentina.
La invasión mongol del Gengis Kan por ejemplo, no tuvo la importancia para Occidente que revistió para la zona central de Asia y para el Lejano Oriente, China e India. Las historias de Marco Polo revelan la separación de la evolución de Occidente respecto de China. Y en la actualidad las rivalidades del cristianismo y el islamismo no tienen proyección en China.
La geopolítica argentina debe tener el objetivo de proporcionar a la política de relaciones exteriores, las bases reales de sustentación que debe tener.
Las condiciones para el desarrollo de los estudios geopolíticos.
La geopolítica nació en Alemania al tiempo de la unificación de ese país y en Inglaterra en el momento de la culminación del Imperio Británico, más o menos en la misma época.
La unificación alemana fue un proceso que se demoró más allá de lo históricamente previsible, ya que la nación alemana estaba formada desde mucho tiempo atrás, de tal manera que nació como una nación imperial, es decir con una clara proyección internacional.
En el caso de Brasil su evolución tuvo la ventaja originaria de haber sido sede de una casa real europea, en su origen muy importante, la que formó sus instituciones fundamentales como las Fuerzas Armadas e Itamaraty, con una clara visión nacional.
El Brasil comenzó a sufrir una crisis interna muy parecida a la Argentina después de la segunda guerra mundial y culminó con el gobierno de Goulart, que fue interrumpido y modificado totalmente en su rumbo, por los gobiernos militares de 1964 a 1985. En 1964 Brasil tenía un PBI similar al de Argentina y en 1985 ya era tres veces superior. En la actualidad su PBI es cinco veces superior al PBI argentino.
Los grandes acontecimientos unificadores en la historia nacional.
En la historia nacional la causa de la independencia es la primera netamente nacional.
Luego fue la Organización Nacional, con la fundación del Estado Federal y las instituciones fundamentales de la Republica.
Pero en la última centuria, pero más particularmente en las seis últimas décadas, se encuentra a la Argentina como una nación dividida internamente, sin el objetivo de causas nacionales, salvo la de Malvinas, sustituidas por luchas sectoriales internas.
La ausencia de elementos suficientemente unificadores.
Como hemos visto en Alemania y Gran Bretaña, primero se desarrolla la nación, con una potencialidad internacional reconocida, y los estudios geopolíticos contribuyen a explicar, consolidar y orientar la expansión internacional de sus intereses.
En Ibero América en algunos casos obra como fuerza centrípeta, para la formación de las naciones, la presencia de antiguas culturas precolombinas.
Pero la Argentina no cuenta con esos elementos, ya que sus culturas precolombinas, sólo fueron periféricas en su territorio, y de muy diferente orientación.
Por eso la tradición común más antigua entre nosotros data de 500 años, y es la mestiza formada en el período de la Colonia, con predominio español. Luego se agrega la enorme inmigración europea de fines del siglo XIX y principios del XX. De la interacción de estos elementos, no han surgido fuerzas suficientemente unificadoras.
En los EEUU la tradición unificadora fue la europea anglo-germana porque no tuvieron una sociedad mestiza con sangre americana.
Los hechos históricos que van estableciendo hitos para la geopolítica argentina.
En nuestra historia económica fueron sumamente formativos -y con efectos muy diferentes- el bloqueo del puerto de Buenos Aires y los demás del Río de la Plata, durante más de doscientos años, y su apertura con la formación del Virreinato en el último cuarto del siglo XVIII.
Otros episodios de gran importancia fue la expansión del Brasil, más allá de las fronteras del Tratado de Tordesillas, a costa de los territorios colonizados por la Compañía de Jesús, en nombre del Rey de España, y los episodios repetidos de ocupación y desalojo de la Colonia del Sacramento. La expansión del Brasil era una directa consecuencia de la diferente concepción económica a la que respondió su fundación.
También en el periodo del Virreinato, el rechazo de las Invasiones inglesas con tropas locales, fue un acontecimiento muy relevante.
Luego los grandes acontecimientos de la historia militar argentina, producidos inmediatamente después de la Revolución de Mayo, con las expediciones al Paraguay, al Alto Perú, a Chile y al Perú, y las complejas relaciones con el Uruguay, y el Brasil, definieron ab initio, la geografía política argentina.
No es un hecho de menor significación el papel jugado por el Reino Unido en las guerras de la Independencia americana, para apoyar la causa local, naturalmente en coincidencia con sus intereses comerciales.
La fuerza de la autonomía argentina frente al bloqueo de la flota francesa e inglesa, en la década de 1840, pero insuficiente para levantarlo, o impedir la navegación del río Paraná, o la ocupación de las islas Malvinas en 1833.
Después fueron las campañas militares al sur, la guerra del Paraguay, y la expedición militar al Chaco y centro norte del país, las que habrían de completar la geografía sujeta al gobierno efectivo del Estado argentino.
Pero sin duda el hecho de mayor significación en toda la historia nacional, a partir de la Conquista, fue la expansión argentina cumplida después de la Organización Nacional, reconocible desde el primer Centenario, y que se proyecto hasta fines de la segunda guerra mundial, cuando nuestro país llegó a ser la primera potencia ibero americana, y figuraba entre las primeras del mundo. Fenómeno que no está debidamente explicado y que es indispensable comprenderlo para volver a repetirlo.
Con posterioridad fueron las grandes definiciones de nuestra política de relaciones exteriores. En primer término el enfrentamiento de la doctrina Monroe, por la posición argentina más abierta al mundo sostenida en la Unión Panamericana por Roque Sáenz Peña Y Manuel Quintana. Respondía a la conciencia de un poder geopolítico suficientemente fuerte para sostener una posición autónoma, que están también presentes en la doctrina Drago, contra la intervención armada para el cobro de las obligaciones internacionales. Asimismo la neutralidad asumida en la primera y segunda guerra mundial contra la presión de los EEUU. La actitud argentina en ocasión de la visita del Presidente Franklin Delano Roosevelt en la década del treinta; el papel decisivo jugado para superar la guerra boliviana paraguaya, o la posición sostenida en Río de Janeiro en 1943.
Las dificultades para la formación de una geopolítica nacional, se derivan de una posición de debilidad y división creciente.
La situación de los países es resultado de un proceso que se cumple en largos períodos de tiempo. Los conflictos internos y el debilitamiento económico argentino comenzaron mucho antes de que se hicieran muy evidentes, después del fin de la segunda guerra mundial.
Habíamos pasado de ostentar una posición internacional de undécima potencia -antes de 1930-, a figurar en una posición 50 en el ranking de naciones elaborado por el Banco Mundial en el año 2010.
En el marco ibero americano es decir en la extensión de toda América del Sur, Centroamérica, el Caribe, y México, en los últimos sesenta años, hemos pasado de ser la primera potencia económica, a ocupar tercera posición detrás de México y Brasil y a una distancia muy apreciable.
Este fenómeno se ha debido a factores políticos internos, porque no hubo guerras, factores climáticos, ni de comercio exterior que lo expliquen, y si grandes conflictos sectoriales.
En las últimas seis décadas la Argentina ha sufrido un intenso y continuado conflicto social y político interno.
En los fenómenos geopolíticos generalmente las fuerzas impulsoras de la evolución se producen por factores internos entrelazados con factores internacionales.
Pero en los procesos que responden a factores internos, es importante determinar si producen divisiones interiores o si por el contrario cohesionan el conjunto.
La revolución mexicana de 1910/1921, que produjo cerca de un millón de pérdidas humanas, produjo una profunda contracción de la potencialidad de ese país, porque fue la expresión de una profunda división interna, de la que recién se recuperó 30 años después, con posterioridad a la segunda guerra mundial.
En la Argentina no hubo un gran conflicto armado, pero si un conflicto social y político continuado, que se expresó en sucesivos golpes de Estado, fracasados o exitosos y reacciones sociales violentas, que dividieron profundamente a la sociedad argentina.
La expresión de la división interna se puede decir que comenzó con el fracasado golpe cívico militar de 1905, – porque los anteriores de 1890 y 1893, fueron fruto de la crisis económica, que se supero totalmente a fines de los años de 1890.
Formó parte de este conflicto la ley electoral de 1912, que transfirió el poder de un sector social a otros sectores, las intervenciones federales a 14 provincias para imponer el predominio de las nuevos sectores, la reacción del golpe militar de 1930, y los 13 años de gobiernos que se sucedieron, con graves resistencias sociales; el golpe militar de 1943 y los gobiernos que origino hasta 1955; el golpe de 1955 y los gobiernos que se sucedieron hasta 1973; el interregno de 1973 a 1976, y el golpe militar de 1976 que origina un gobierno que se extendió hasta 1983 y después los gobiernos que se sucedieron hasta la fecha.
Es decir la política argentina estuvo absorbida por una lucha intersectorial, que ensombreció el interés nacional y que se prolonga hasta el presente, sin duda por la incapacidad de todos en percibir y hacer predominar el interés nacional con fórmulas totalizadoras que comprendan a todos los intereses.
La formulación de una geopolítica argentina en este ambiente es imposible.
Si existe una disciplina que no puede formularse en función de intereses sectoriales es la geopolítica, porque se funda en una concepción absolutamente purificada de tales elementos, para responder a las motivaciones geográficas, culturales, económicas, sociales y de la defensa, del conjunto de tales intereses.
Por eso mientras subsista esta profunda división no habrá concepciones geopolíticas o políticas nacionales que tengan la aceptación general.
No obstante se pueden adelantar algunos puntos esenciales de una geopolítica argentina.
Algunos de sus elementos básicos deberían ser:
1) Establecer como objetivo esencial la recuperación de la posición internacional conservada por la Argentina hasta hace seis décadas atrás.
2) Como base de ese objetivo proponer un fuerte desarrollo interno, de carácter integral.
3) También como parte de este proyecto se debe reconquistar la participación perdida en el comercio internacional, liberando a todas las exportaciones.
4) Asimismo se debe construir toda la red vial, fluvial y ferroviaria necesaria para la atención del transporte más eficiente interno e internacional
5) Se deben construir los puertos de aguas profundas que se necesiten en todo el litoral atlántico.
6) Se debe alcanzar el autoabastecimiento energético.
7) Por acuerdo con Chile se debe tener salida a los puertos del Pacifico, que corresponden a cada una de las regiones andinas argentinas para transformar a la Argentina es un país bioceánico.
Se debe tener un dominio efectivo del Atlántico Sur que corresponde a la proyección de nuestras costas, en materia comercial, naval, militar, ecológica y geopolítica.
9) Las Fuerzas Armadas argentinas deben estar equipadas con la mejor tecnología, porque la amplitud de sus fronteras y del mar continental, que deben cubrir, demandan una gran capacidad de rápido desplazamiento. El equipamiento militar como mínimo debe guardar una estricta relación con la suma de los desafíos a los que puede estar expuesto nuestro país.
10) El área de responsabilidad a la que con prioridad se debe aplicar la política exterior argentina debe comprender Chile, Perú, Bolivia, Paraguay, Brasil (en particular 5 estados del sur) y Uruguay, el Atlántico Sur y la Antártida.
Sin comprender el área marítima y Antártida, es una extensión de 7,4 millones de kilómetros cuadrados, y 183 millones de habitantes. Con la Zona Marítima Exclusiva este ámbito se amplía en 9 millones de kilómetros cuadrados y dos millones más de plataforma submarina para explotar recursos naturales, dentro de la cual están los nuevos descubrimientos brasileños de petróleo
Para sostener una política coherente se debe proyectar un programa de desarrollo para toda la región, sin perjuicio del proyecto nacional para el desarrollo argentino.
11) Se deben establecer las alianzas internacionales necesarias para asegurar los objetivos precedentemente enunciados.
12) Seguir atentamente los grandes conflictos internacionales como:
a) Los conflictos entre las grandes culturales, derivadas de las religiones judía, cristiana y musulmana, la importancia del Medio Oriente en ellas, complicado con las grandes reservas petroleras ubicadas en la misma región;
b) Por separado el surgimiento de la China y la India como dos potencias mundiales, que suman 2500 millones de personas, con otras culturas que las originarias del Medio Oriente y Europa, y con problemas propios, como el difícil equilibrio entre el crecimiento de sus poblaciones y el de sus recursos.
c) el nuevo desafío que plantea la guerra fundado en el terrorismo, para el que no se han formado los grandes ejércitos modernos.
d) La desigual competencia que por obra de la globalización le plantean los grandes países emergentes, con bajos costos laborales, a Europa y EEUU, con altos costos de mano de obra.
Pero estos problemas desde la perspectiva argentina deben ser examinados como problemas internacionales no específicos del ámbito geopolítico argentino. La interferencia en ellos por el Presidente Menem dio lugar a los dos grandes atentados terroristas en la argentina provenientes del exterior.
Mario Cadenas Madariaga
http://site.informadorpublico.com/?p=7735
Comencemos por decir que partimos del concepto de la geopolítica de Karl Haushofer y Halford J. Mackinder entendiendo que es la proyección de las naciones y los continentes sobre el orden regional y mundial, con todos los elementos que componen su geografía, en el sentido más amplio de este término, y viceversa, las fuerzas de todo orden que convergen desde el mundo, y las regiones sobre los países.
Pero hay zonas más determinantes que otras en cuanto a la influencia de sus proyecciones. El medio Oriente por ejemplo.
Se trata de una interacción de fuerzas e influencias, que tienen una directa relación con las potencialidades recíprocas, y con el grado de integración de la personalidad nacional, que las hacen más o menos vulnerables.
Pero las concepciones de aquellos autores, se refirieron a escenarios examinados desde una perspectiva europea, que no puede ser la de una nación sudamericana, por su diametralmente diferente ubicación geográfica. Por lo tanto su concepción debe servirnos esencialmente como una nueva metodología para el examen general de la posición argentina.
La invasión mongol del Gengis Kan por ejemplo, no tuvo la importancia para Occidente que revistió para la zona central de Asia y para el Lejano Oriente, China e India. Las historias de Marco Polo revelan la separación de la evolución de Occidente respecto de China. Y en la actualidad las rivalidades del cristianismo y el islamismo no tienen proyección en China.
La geopolítica argentina debe tener el objetivo de proporcionar a la política de relaciones exteriores, las bases reales de sustentación que debe tener.
Las condiciones para el desarrollo de los estudios geopolíticos.
La geopolítica nació en Alemania al tiempo de la unificación de ese país y en Inglaterra en el momento de la culminación del Imperio Británico, más o menos en la misma época.
La unificación alemana fue un proceso que se demoró más allá de lo históricamente previsible, ya que la nación alemana estaba formada desde mucho tiempo atrás, de tal manera que nació como una nación imperial, es decir con una clara proyección internacional.
En el caso de Brasil su evolución tuvo la ventaja originaria de haber sido sede de una casa real europea, en su origen muy importante, la que formó sus instituciones fundamentales como las Fuerzas Armadas e Itamaraty, con una clara visión nacional.
El Brasil comenzó a sufrir una crisis interna muy parecida a la Argentina después de la segunda guerra mundial y culminó con el gobierno de Goulart, que fue interrumpido y modificado totalmente en su rumbo, por los gobiernos militares de 1964 a 1985. En 1964 Brasil tenía un PBI similar al de Argentina y en 1985 ya era tres veces superior. En la actualidad su PBI es cinco veces superior al PBI argentino.
Los grandes acontecimientos unificadores en la historia nacional.
En la historia nacional la causa de la independencia es la primera netamente nacional.
Luego fue la Organización Nacional, con la fundación del Estado Federal y las instituciones fundamentales de la Republica.
Pero en la última centuria, pero más particularmente en las seis últimas décadas, se encuentra a la Argentina como una nación dividida internamente, sin el objetivo de causas nacionales, salvo la de Malvinas, sustituidas por luchas sectoriales internas.
La ausencia de elementos suficientemente unificadores.
Como hemos visto en Alemania y Gran Bretaña, primero se desarrolla la nación, con una potencialidad internacional reconocida, y los estudios geopolíticos contribuyen a explicar, consolidar y orientar la expansión internacional de sus intereses.
En Ibero América en algunos casos obra como fuerza centrípeta, para la formación de las naciones, la presencia de antiguas culturas precolombinas.
Pero la Argentina no cuenta con esos elementos, ya que sus culturas precolombinas, sólo fueron periféricas en su territorio, y de muy diferente orientación.
Por eso la tradición común más antigua entre nosotros data de 500 años, y es la mestiza formada en el período de la Colonia, con predominio español. Luego se agrega la enorme inmigración europea de fines del siglo XIX y principios del XX. De la interacción de estos elementos, no han surgido fuerzas suficientemente unificadoras.
En los EEUU la tradición unificadora fue la europea anglo-germana porque no tuvieron una sociedad mestiza con sangre americana.
Los hechos históricos que van estableciendo hitos para la geopolítica argentina.
En nuestra historia económica fueron sumamente formativos -y con efectos muy diferentes- el bloqueo del puerto de Buenos Aires y los demás del Río de la Plata, durante más de doscientos años, y su apertura con la formación del Virreinato en el último cuarto del siglo XVIII.
Otros episodios de gran importancia fue la expansión del Brasil, más allá de las fronteras del Tratado de Tordesillas, a costa de los territorios colonizados por la Compañía de Jesús, en nombre del Rey de España, y los episodios repetidos de ocupación y desalojo de la Colonia del Sacramento. La expansión del Brasil era una directa consecuencia de la diferente concepción económica a la que respondió su fundación.
También en el periodo del Virreinato, el rechazo de las Invasiones inglesas con tropas locales, fue un acontecimiento muy relevante.
Luego los grandes acontecimientos de la historia militar argentina, producidos inmediatamente después de la Revolución de Mayo, con las expediciones al Paraguay, al Alto Perú, a Chile y al Perú, y las complejas relaciones con el Uruguay, y el Brasil, definieron ab initio, la geografía política argentina.
No es un hecho de menor significación el papel jugado por el Reino Unido en las guerras de la Independencia americana, para apoyar la causa local, naturalmente en coincidencia con sus intereses comerciales.
La fuerza de la autonomía argentina frente al bloqueo de la flota francesa e inglesa, en la década de 1840, pero insuficiente para levantarlo, o impedir la navegación del río Paraná, o la ocupación de las islas Malvinas en 1833.
Después fueron las campañas militares al sur, la guerra del Paraguay, y la expedición militar al Chaco y centro norte del país, las que habrían de completar la geografía sujeta al gobierno efectivo del Estado argentino.
Pero sin duda el hecho de mayor significación en toda la historia nacional, a partir de la Conquista, fue la expansión argentina cumplida después de la Organización Nacional, reconocible desde el primer Centenario, y que se proyecto hasta fines de la segunda guerra mundial, cuando nuestro país llegó a ser la primera potencia ibero americana, y figuraba entre las primeras del mundo. Fenómeno que no está debidamente explicado y que es indispensable comprenderlo para volver a repetirlo.
Con posterioridad fueron las grandes definiciones de nuestra política de relaciones exteriores. En primer término el enfrentamiento de la doctrina Monroe, por la posición argentina más abierta al mundo sostenida en la Unión Panamericana por Roque Sáenz Peña Y Manuel Quintana. Respondía a la conciencia de un poder geopolítico suficientemente fuerte para sostener una posición autónoma, que están también presentes en la doctrina Drago, contra la intervención armada para el cobro de las obligaciones internacionales. Asimismo la neutralidad asumida en la primera y segunda guerra mundial contra la presión de los EEUU. La actitud argentina en ocasión de la visita del Presidente Franklin Delano Roosevelt en la década del treinta; el papel decisivo jugado para superar la guerra boliviana paraguaya, o la posición sostenida en Río de Janeiro en 1943.
Las dificultades para la formación de una geopolítica nacional, se derivan de una posición de debilidad y división creciente.
La situación de los países es resultado de un proceso que se cumple en largos períodos de tiempo. Los conflictos internos y el debilitamiento económico argentino comenzaron mucho antes de que se hicieran muy evidentes, después del fin de la segunda guerra mundial.
Habíamos pasado de ostentar una posición internacional de undécima potencia -antes de 1930-, a figurar en una posición 50 en el ranking de naciones elaborado por el Banco Mundial en el año 2010.
En el marco ibero americano es decir en la extensión de toda América del Sur, Centroamérica, el Caribe, y México, en los últimos sesenta años, hemos pasado de ser la primera potencia económica, a ocupar tercera posición detrás de México y Brasil y a una distancia muy apreciable.
Este fenómeno se ha debido a factores políticos internos, porque no hubo guerras, factores climáticos, ni de comercio exterior que lo expliquen, y si grandes conflictos sectoriales.
En las últimas seis décadas la Argentina ha sufrido un intenso y continuado conflicto social y político interno.
En los fenómenos geopolíticos generalmente las fuerzas impulsoras de la evolución se producen por factores internos entrelazados con factores internacionales.
Pero en los procesos que responden a factores internos, es importante determinar si producen divisiones interiores o si por el contrario cohesionan el conjunto.
La revolución mexicana de 1910/1921, que produjo cerca de un millón de pérdidas humanas, produjo una profunda contracción de la potencialidad de ese país, porque fue la expresión de una profunda división interna, de la que recién se recuperó 30 años después, con posterioridad a la segunda guerra mundial.
En la Argentina no hubo un gran conflicto armado, pero si un conflicto social y político continuado, que se expresó en sucesivos golpes de Estado, fracasados o exitosos y reacciones sociales violentas, que dividieron profundamente a la sociedad argentina.
La expresión de la división interna se puede decir que comenzó con el fracasado golpe cívico militar de 1905, – porque los anteriores de 1890 y 1893, fueron fruto de la crisis económica, que se supero totalmente a fines de los años de 1890.
Formó parte de este conflicto la ley electoral de 1912, que transfirió el poder de un sector social a otros sectores, las intervenciones federales a 14 provincias para imponer el predominio de las nuevos sectores, la reacción del golpe militar de 1930, y los 13 años de gobiernos que se sucedieron, con graves resistencias sociales; el golpe militar de 1943 y los gobiernos que origino hasta 1955; el golpe de 1955 y los gobiernos que se sucedieron hasta 1973; el interregno de 1973 a 1976, y el golpe militar de 1976 que origina un gobierno que se extendió hasta 1983 y después los gobiernos que se sucedieron hasta la fecha.
Es decir la política argentina estuvo absorbida por una lucha intersectorial, que ensombreció el interés nacional y que se prolonga hasta el presente, sin duda por la incapacidad de todos en percibir y hacer predominar el interés nacional con fórmulas totalizadoras que comprendan a todos los intereses.
La formulación de una geopolítica argentina en este ambiente es imposible.
Si existe una disciplina que no puede formularse en función de intereses sectoriales es la geopolítica, porque se funda en una concepción absolutamente purificada de tales elementos, para responder a las motivaciones geográficas, culturales, económicas, sociales y de la defensa, del conjunto de tales intereses.
Por eso mientras subsista esta profunda división no habrá concepciones geopolíticas o políticas nacionales que tengan la aceptación general.
No obstante se pueden adelantar algunos puntos esenciales de una geopolítica argentina.
Algunos de sus elementos básicos deberían ser:
1) Establecer como objetivo esencial la recuperación de la posición internacional conservada por la Argentina hasta hace seis décadas atrás.
2) Como base de ese objetivo proponer un fuerte desarrollo interno, de carácter integral.
3) También como parte de este proyecto se debe reconquistar la participación perdida en el comercio internacional, liberando a todas las exportaciones.
4) Asimismo se debe construir toda la red vial, fluvial y ferroviaria necesaria para la atención del transporte más eficiente interno e internacional
5) Se deben construir los puertos de aguas profundas que se necesiten en todo el litoral atlántico.
6) Se debe alcanzar el autoabastecimiento energético.
7) Por acuerdo con Chile se debe tener salida a los puertos del Pacifico, que corresponden a cada una de las regiones andinas argentinas para transformar a la Argentina es un país bioceánico.
Se debe tener un dominio efectivo del Atlántico Sur que corresponde a la proyección de nuestras costas, en materia comercial, naval, militar, ecológica y geopolítica.
9) Las Fuerzas Armadas argentinas deben estar equipadas con la mejor tecnología, porque la amplitud de sus fronteras y del mar continental, que deben cubrir, demandan una gran capacidad de rápido desplazamiento. El equipamiento militar como mínimo debe guardar una estricta relación con la suma de los desafíos a los que puede estar expuesto nuestro país.
10) El área de responsabilidad a la que con prioridad se debe aplicar la política exterior argentina debe comprender Chile, Perú, Bolivia, Paraguay, Brasil (en particular 5 estados del sur) y Uruguay, el Atlántico Sur y la Antártida.
Sin comprender el área marítima y Antártida, es una extensión de 7,4 millones de kilómetros cuadrados, y 183 millones de habitantes. Con la Zona Marítima Exclusiva este ámbito se amplía en 9 millones de kilómetros cuadrados y dos millones más de plataforma submarina para explotar recursos naturales, dentro de la cual están los nuevos descubrimientos brasileños de petróleo
Para sostener una política coherente se debe proyectar un programa de desarrollo para toda la región, sin perjuicio del proyecto nacional para el desarrollo argentino.
11) Se deben establecer las alianzas internacionales necesarias para asegurar los objetivos precedentemente enunciados.
12) Seguir atentamente los grandes conflictos internacionales como:
a) Los conflictos entre las grandes culturales, derivadas de las religiones judía, cristiana y musulmana, la importancia del Medio Oriente en ellas, complicado con las grandes reservas petroleras ubicadas en la misma región;
b) Por separado el surgimiento de la China y la India como dos potencias mundiales, que suman 2500 millones de personas, con otras culturas que las originarias del Medio Oriente y Europa, y con problemas propios, como el difícil equilibrio entre el crecimiento de sus poblaciones y el de sus recursos.
c) el nuevo desafío que plantea la guerra fundado en el terrorismo, para el que no se han formado los grandes ejércitos modernos.
d) La desigual competencia que por obra de la globalización le plantean los grandes países emergentes, con bajos costos laborales, a Europa y EEUU, con altos costos de mano de obra.
Pero estos problemas desde la perspectiva argentina deben ser examinados como problemas internacionales no específicos del ámbito geopolítico argentino. La interferencia en ellos por el Presidente Menem dio lugar a los dos grandes atentados terroristas en la argentina provenientes del exterior.
Mario Cadenas Madariaga
http://site.informadorpublico.com/?p=7735
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