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sábado, 22 de septiembre de 2012

Fuerza Aérea Hondureña. Misiones de deterioro.

Por: Cnel. de Av. ® José A. San Martín F.
Desde su creación, la Fuerza Aérea Hondureña (FAH) se ha mantenido sujeta al estricto cumplimiento de los mandatos constitucionales de…“defender la integridad territorial y la soberanía de la República”; además,… “colaborar en apoyo a la Policia Nacional, transporte y comunicaciones, a la lucha contra el narcotráfico”, etc., etc. Sus aeronaves se mantienen apoyando continuamente las necesidades estatales de transporte aéreo y logístico, aportando, de esta manera, a los planes de desarrollo nacional.

 Esta contribución ha provocado un desgaste operacional que no ha podido ser restituido debido a la falta de recursos y al hecho de no contemplar un presupuesto específico para esos propósitos. Erogaciones que no son recuperadas en la medida correspondiente por la falta de quienes han demandado dichos servicios. Como consecuencia, la institución se encamina desde hace algún tiempo hacia una reducción, peligrosa para la seguridad nacional, de sus capacidades operativas y de servicio.

Una de las misiones fundamentales de la FAH, es mantener vigilancia y control del espacio aéreo nacional, detectando e interceptando aeronaves que han violado nuestro territorio. Son innumerables las ocasiones en que han ocurrido estas transgresiones y, cuando ha sido necesario, siempre, siempre, los mandos de la FAH han solicitado y obtenido la autorización de los niveles jerárquicos superiores.

 No tengo conocimiento, hasta que se nos demuestre que estamos equivocados, de que en algún momento se haya ejecutado una orden de esta naturaleza sin haber obtenido la aprobación correspondiente; y estamos seguros que si en algún momento un Comandante ha tomado una decisión de este tipo, ha sido enmarcado en la debida normativa legal. La misión constitucional es clara y se deben tomar decisiones para hacerla prevalecer.

No queremos creer que los recientes cambios en el comando de la FAH se han debido a razones relacionadas con lo arriba expuesto y mucho menos que hayan sucedido por injerencia del gobierno de los Estados Unidos, como lo señalan algunos medios de comunicación; en esta ocasión, por las acciones de la FAH en preservar la soberanía nacional impidiendo a delincuentes dedicados al narcoterrorismo, lograr sus objetivos. Como lo expresa nuestro Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, lo inaceptable que sería “seguir siendo subalternos de otro poder que no sea el Estado hondureño”. “El pueblo merece una explicación”.

Varias hipótesis surgen a raíz de estos acontecimientos. Una de ellas, el interés del gobierno de los EEUU en que no se derriben aeronaves que violan nuestro espacio aéreo porque puede existir la posibilidad de tener a bordo a agentes infiltrados de la Agencia Antidrogas (DEA), por lo que es importante que lleguen a su destino para descubrir y actuar contra las redes que mueven el trafico de drogas y otros delitos.

Desconocemos si este fue el caso con lo sucedido al Comando de la FAH; si lo fue, entonces simple y sencillamente es fácil deducir que se carece de coordinaciones efectivas entre las fuerzas antidrogas de los EEUU y las hondureñas. ¿Cuál será la causa? ¿Simple descoordinación? o ¿desconfianza de las autoridades norteamericanas de su contraparte hondureña? ¿Se nos estará vedado conocer plenamente y participar en todo el contexto de ejecución de los planes que ponen en práctica la agencia antidroga de los EEUU en nuestro país?

A modo de información, Honduras y los Estados Unidos aun NO han ratificado su compromiso de aplicar la normativa sobre el no empleo de armas en las operaciones aéreas relacionadas con los vuelos civiles, ilícitos (Art. 3 bis* del Convenio de la Organización de Aviación Civil Internacional).
Se ha mencionado públicamente del apoyo que los “amigos” del norte dan a nuestras fuerzas policiales y militares empeñadas en el combate contra el narcotráfico; seguramente, por ese nivel de desconfianza, dicho apoyo no satisface la aplicación de los planes operativos necesarios para lograr resultados positivos en nuestra lucha contra el crimen organizado.

Un ejemplo lo constituye la donación de avionetas Maule que no tienen más utilidad que la de detectar la vocación al vuelo de los aspirantes a pilotos aviadores y por lejos para el empleo operacional contra aeronaves que ilícitamente transportan drogas, armas, dinero y otros ilícitos sobre nuestro territorio.

Nuestro país necesita de un real y efectivo apoyo logístico para que nuestras fuerzas de defensa recuperen sus capacidades y proporcionen resultados concretos en la lucha contra el narcoterrorismo que campea por la región de Centroamérica y el Caribe en su ruta hacia los EEUU, su destino final.
Lógico y de vital importancia es considerar la desconfianza que sobre nuestras autoridades políticas, policiales y militares tienen nuestros aliados del norte y que por dicha razón no exista la indispensable coordinación, franca y leal entre ambos equipos.

 La corrupción existente y la infiltración del narcotráfico en nuestros sistemas político, militar y policial, no permiten resultados que logren una notable reducción o la supresión de las actividades del crimen organizado en nuestro país.

Ya se ha mencionado en rotativos escritos, radiales y televisados, ejemplos sucedidos y sobre esta infiltración; por lo que se hace imperativo analizar minuciosamente la situación a efecto de aplicar políticas internas y externas de conducta y ejecución que generen confianza ante propios y extraños. Es vital una urgente y efectiva depuración de nuestros entes operadores de justicia, partidos políticos, Fuerzas Armadas, Policia Nacional e instituciones del Ejecutivo.

Mientras tanto, la desinformación mantiene al pueblo hondureño creído de falsas realidades. Se pone en tela de duda cuando se expresa que los cambios de comando en las unidades militares, como la recientemente ocurrida en la FAH, obedecen a rotaciones rutinarias en las jerarquías de mando. Con el debido respeto, el pueblo no se lo cree. Como tampoco cree que sea falso que por influencia del gobierno de los EEUU o de otros intereses, se trastoquen los pilares del honor y orgullo nacionales.

Recientemente salió a luz pública una carta dirigida al Canciller de la República de parte del señor Ministro de Defensa, en la que se hace alusión a ciertas acciones a implementarse y que son señal inequívoca de la veracidad de lo expuesto con antelación. El señor Presidente de la República así lo hace entrever en algunas de sus declaraciones públicas.

La FAH no necesita restructuración de su Centro de Operaciones Aéreas (COFAH); requiere urgentemente de equipo actualizado, recursos logísticos y de entrenamiento moderno a su personal técnico para que cumpla con efectividad su misión de vigilar y cuidar del espacio aéreo nacional. Igualmente se pretende implementar un “proceso de certificación” a los pilotos en el tema del tratamiento de las aeronaves civiles y de iniciar asimismo un “proceso de inducción y reentrenamiento” a los pilotos que han participado este año en misiones de interceptación de aeronaves ilícitas.

No ofendamos la inteligencia del pueblo con ese tipo de increíbles manifestaciones públicas; ellas expresan, desafortunadamente, un mensaje que degrada la calidad y el profesionalismo que ha caracterizado a la FAH desde su fundación; la califican de incompetente y desfasada. Nada más alejado de la verdad.

Si lo expuesto está desviado de la realidad, lamentablemente desde afuera la película es diferente y es la que el pueblo ve.

La FAH, con estos hechos, se debilita y su personal pierde el amor y orgullo institucional, fracciona su espíritu de cuerpo. No la degrademos más, fortalezcámosla.



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