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sábado, 21 de mayo de 2011

El Oferton de Pinochet.



Martín Romero Eguiluz / Nación.cl


No hay dos opiniones en el mundo diplomático: Bolivia nunca estuvo más cerca de conseguir una salida soberana al mar que con las negociaciones encabezadas en 1975 por los generales Augusto Pinochet y Hugo Banzer.

A 4000 metros de altura, en la localidad boliviana de Chañara, los generales Augusto Pinochet y Hugo Banzer, avanzaron un acuerdo que estuvo a punto de concretar el sueño boliviano de una salida soberana al mar


Domingo 24 de abril de 2011 | País

El factor que impulsó a Chile a buscar un acuerdo era su complicada situación regional: en Perú gobernaba el general Juan Velasco Alvarado de marcado discurso antichileno. En Argentina, si bien regía la derecha peronista con María Estela Martínez de Perón, con quien el gobierno tenía buenas relaciones, buena parte de las Fuerzas Armadas transandinas deseaban tener el control de las islas del Canal del Beagle, en especial el comandante en jefe de la Armada, Eduardo Massera. Esta amenaza se hizo realidad a partir de marzo del 76’, cuando los militares argentinos derrocaron a Martínez.

Había, entonces, dos amenazas de guerra latente.

La primera aproximación se realizó en marzo de 1974 en uno de los pocos viajes de Pinochet al extranjero. En Brasil, durante las ceremonias de asunción del nuevo Presidente (general Ernesto Geisel), el jefe de Estado chileno se acercó a Banzer y acordaron iniciar conversaciones.

Estas se concretaron el 8 de febrero de 1975, en la localidad boliviana de Chañara (cercana a Visviri y a 4 mil metros de altura) al interior de un vagón de ferrocarril inglés.

Ahí Bolivia hizo su petición: un corredor de 10 kilómetros entre la Línea de la Concordia y el perímetro norte de Arica que pasaría a ser parte de su territorio. Además, una franja costera de 50 kms entre Antofagasta e Iquique (con 10 kms hacia el interior); el traspaso del ferrocarril Arica a La Paz; el equipamiento de un terminal portuario y la venta de naves de carga mediante créditos blandos a largo plazo.

Chile manifestó su compromiso a negociar y buscar una solución. Hubo abrazo y todo.

En diciembre, Santiago respondió con una fórmula similar (y atractiva) para La Paz. Una franja con soberanía en forma de trapecio, más ancho en la frontera de Visviri y más angosto hacia el mar, entre el norte del río Lluta y la Línea de la Concordia, con unos 7 kilómetros de costa. El ferrocarril y el aeropuerto quedarían en manos bolivianas. Todo esto eso sí, a cambio de compensaciones territoriales equivalentes (3650 kilómetros en la frontera).

Sin embargo el idilio terminó. Las razones fueron dos:

1.- La negativa peruana a tal acuerdo. En noviembre de 1976, consultado en virtud de los acuerdos de Paz de 1929, el gobierno de Velasco Alvarado rechazó la idea chilena y puso sobre la mesa una tercera propuesta.

Podría haber un corredor con soberanía para Bolivia siempre y cuando terminara en un área de “soberanía compartida” por los tres países de 66 KM2, en el sector cercano a la costa. Además tendría que existir una administración portuaria trinacional en Arica.

La solución era inaceptable para Chile y Bolivia ya que en el fondo, Lima pretendía un reordenamiento territorial en la zona de Arica (inadmisible para Santiago) y no cumplir con una salida soberana al mar para La Paz (lo que no era aceptado por el gobierno de Banzer).

2.- Los propios desacuerdos que nacieron entre La Moneda y Palacio Quemado, en temas como la delimitación marítima; sobre fuerzas militares en la zona. Asimismo, al poco tiempo, Banzer comenzó a rechazar la posibilidad de un canje territorial

Todo terminaría en marzo de 1978 cuando las relaciones entre Santiago y La Paz se rompieron. En julio de ese año, Banzer fue derrocado.

Las negociaciones sólo serían retomadas en 1987, cuando surgió la posibilidad se resolver el impasse a través de un “enclave costero”. Las conversaciones, esta vez, contaron con la cooperación de un tercer país: Uruguay.

En Montevideo (en abril de 1987) los cancilleres de ambos países se reunieron. Las posibilidades de “enclave” eran la caleta de Camarones hasta Pisagua; de Tocopilla hasta Cobija o desde la caleta Michilla hasta Mejillones.

Todo, sin embargo terminaría en nada, ya que las negociaciones se hicieron públicas (las conversaciones eran secretas) lo que imposibilitó la continuación del diálogo

http://www.lanacion.cl/el-oferton-de-pi ... 83321.html

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