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miércoles, 18 de marzo de 2009

LA FUNCION DE DEFENSA; UNA APROXIMACIÓN CONTEMPORÁNEA

LA FUNCION DE DEFENSA; UNA APROXIMACIÓN CONTEMPORÁNEA

Miguel Navarro Meza
Abogado
Cientista Político
Profesor ANEPE

Tradicionalmente, la Función de Defensa ha estado asociada con la guerra, es decir, con el uso de la fuerza para resolver disputas internacionales de naturaleza territorial, dinástica, política, de acceso a recursos, de competencia geopolítica o de naturaleza ideológica o una combinación de algunas de las anteriores. Esta aproximación a la Función de Defensa antecede, con mucho, al momento en que se acuñó el concepto mismo y, además, se ha manifestado dentro del continuo que representa el ejercicio de la fuerza y la política, en los términos identificados por Clausewitz.

En la actualidad, tal aproximación retiene todo su valor pero, al mismo tiempo, es restrictiva y resulta insuficiente para contener todos los componentes implícitos en el concepto; en esta óptica, es posible definir el contenido de la Función de Defensa en torno a tres grandes temas:
Garantizar la existencia del Estado en el Sistema Internacional El disponer de una fuerza militar, cualquiera sea su tamaño y capacidad, constituye una garantía inmanente de existencia del Estado como entidad soberana en el Sistema Internacional. Este cometido explica, por ejemplo, porqué los países mantienen fuerzas militares aún en casos de gran desequilibrio estratégico con potenciales adversarios. Además, y esto es especialmente relevante para Chile, la garantía de existencia del Estado dice relación directa con el concepto de la el que en su acepción actual, implica la necesidad de una relación funcional entre lo que un país es en el Sistema Internacional, es decir la posición que ocupa en el concierto de las naciones, y su capacidad militar. Si existe desequilibrio entre aquélla y ésta, en cualquier sentido, dicho estado constituirá un factor de inestabilidad en el sistema de seguridad al que pertenece.

Proteger la soberanía y la integridad territorial del país Este es el cometido diríase clásico de la Función de Defensa. Los países entienden y aceptan que la fuerza es un recurso válido de las relaciones internacionales, aunque sólo resulta legítima como respuesta a una agresión no provocada o bajo el mandato del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, según lo previsto en el artículo 51 de la Carta y de los Capítulos 6 y 7 de la misma. Actualmente, la gran mayoría de los estados asumen este aspecto de la Función de Defensa por medio de la disuasión y, por su intermedio, de la cooperación para la seguridad. La protección de las instituciones políticas, de las libertades públicas de sus habitantes y de la integridad del territorio de un país es cada vez más difícil en cuanto el tipo y la naturaleza de las amenazas se han complejizado y
consecuencialmente, las capacidades de respuesta militar a las mismas (cuando las ameritan) deben ser más flexibles, oportunas y sutiles. Tal proceso está en directa relación con el mayor perfil internacional que tiene cada país, lo que resulta aplicable, en la especie, a Chile.

Apoyar el posicionamiento internacional del Estado Este es otro cometido clásico de la Función de Defensa pero que se ha potenciado grandemente en la actualidad por la mayor complejidad de la seguridad internacional.

Este cometido se manifiesta, en primer lugar, por el empleo de los recursos militares de un país en apoyo a su actividad diplomática, lo que se materializa en múltiples formas que incluyen visitas de cortesía, celebración de efemérides, asistencia en caso de catástrofes y varios otros. En segundo término -y esto es comparativamente más relevante- el apoyo al posicionamiento del Estado implica el soporte militar directo a sus intereses internacionales y a los valores que proyecta en el Sistema Internacional. Esto implica una compatibilización efectiva entre la Política Exterior y la Política de Defensa y un soporte cercano -aunque usualmente discreto- de la fuerza militar a la diplomacia. Este cometido tiene tanto más perfil cuanto mayor es la posición e importancia del país, resulta especialmente relevante para las Potencias Medianas y tiene implicancias significativas en la estructuración, equipamiento, alistamiento y doctrina de empleo de las fuerzas militares.

Los tres elementos constitutivos de la Función de Defensa están estrechamente ligados, lo que la hace especialmente compleja. Además, esta misma condición multifacética implica desafíos específicos para el nivel político; estos se manifiestan principalmente en la conducción de la Defensa y de las Relaciones Exteriores, donde actualmente se privilegia el conocimiento y la capacidad específica de gestión de la autoridad política.
Se tiene así que la Función de Defensa es hoy día más amplia, multifacética, sofisticada y con mayor contenido político que nunca antes.

Sigue siendo una función básica del Estado y se imbrica como un componente fundamental y de creciente amplitud en la forma como los países asumen su condición de seguridad y se precaven de los avatares del Sistema Internacional. Todo esto es aplicable en la especie a Chile, habida consideración de su condición de Potencia Media Emergente y debe ser considerado en el momento de definir la Política de Defensa para el próximo decenio."


El incorporar el tercer factor de posicionamiento, es uno de los que debiera ser considerado, especialmente por el Ministerio de Hacienda, para que exista una capacidad de actuar en el mayor número de ámbitos y teatros de operaciones posibles.

Sin duda un artículo interesante, que recoge lo que está sucediendo en la actualidad.

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