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miércoles, 30 de mayo de 2012
Transformando las instituciones a través de la educación.
Por el Teniente Coronel y licenciado
José Antonio Reyes Ávila
Desde la aparición de la globalización, los líderes y las instituciones han entendido que para mantenerse dentro de la escala de la competencia es necesario disponer de planes estratégicos visionarios y flexibles que se puedan adaptar a los nuevos cambios que son exigidos por el entorno y la sociedad: la organización de sus gestiones, calidad, su tecnología y sobre todo el conocimiento del recurso humano. Las empresas demandan disponer de personal altamente calificado en todos los niveles; personal que sea capaz de operar una máquina y aquellos profesionales ubicados en los niveles directivos que puedan tomar decisiones acertadas, todos actuando con excelencia; esta calidad se puede obtener mediante la formación, capacitación o especialización de quienes hacen grande a una institución “el recurso humano”. La educación es el medio fundamental para impulsar el desarrollo de las naciones y específicamente de las personas. En la medida que las personas se profesionalizan, contribuyen al desarrollo de las instituciones y del país. Todo comienza con un cambio de actitud y aptitud de las personas.
Aquellos países que a través de sus gobiernos han considerado de manera visionaria la educación como una herramienta fundamental para mejorar los niveles de productividad han visto la necesidad de transformar la gestión educativa, desarrollar carreras de acuerdo a la demanda y las necesidades de la sociedad y con la más alta calidad; con esto han logrado mejorar los niveles de vida de sus habitantes, brindando nuevas oportunidades; reducir los índices de pobreza y alcanzar el progreso y desarrollo de sus países.
En nuestro país, las instituciones de educación superior asumen esa responsabilidad en el nivel superior, de brindar una educación que debe ser de la mejor calidad y pertinente, integrada de acuerdo a lo establecido en el Plan de Nación. El mismo establece que: “Al año 2022,la sociedad hondureña dispondrá de un sistema educativo transformado que afiance los procesos de construcción de identidad nacional, propicie el avance en lo concerniente a ciudadanía civil,social,política,económica y cultural y sobre todo, que asegure el despliegue continuo de la capacidad competitiva de individuos y unidades empresariales”.
De acuerdo a este contexto, es que la Universidad de Defensa de Honduras, UDH, actualmente les brinda la oportunidad a muchos jóvenes de asumir un gran reto: enfrentarse al éxito iniciándose en carreras técnicas en el nivel universitario.
La UDH, desde su creación el 11 de octubre del 2,005 está asumiendo grandes retos de diseñar e impulsar carreras tanto en el nivel técnico universitario, pregrado y post-grado que permitan mejorar la calidad operativa y estratégica de su recurso humano.
El compromiso como Universidad de Defensa se centra en transformar la institución armada mediante la creación de carreras que ocupen esos espacios que actualmente no tienen la suficiente cobertura en el sistema educativo.
Carreras como Técnico Universitario en Mecánica Motriz Militar, Técnico Universitario en Aviónica Militar, Técnico Universitario en mantenimiento Aeronáutico Militar, Técnico Universitario en Telemática Militar, y el Técnico Universitario en Mecánica Naval.
Cuando aumentan los índices demográficos, existe una tendencia a la aparición de diferentes fenómenos sociales como deterioro al medio ambiente, delincuencia común, crimen organizado, narcotráfico, etc. Esto hace necesario que tanto las autoridades como la sociedad en general tengan los conocimientos necesarios sobre el entorno, sus cambios y hacerle frente a estos fenómenos. En tal sentido, la UDH a través del Colegio de Defensa Nacional ha diseñado y desarrollará a partir de junio la maestría en Defensa y Seguridad Centroamericana, brindándoles la oportunidad tanto a miembros de la institución armada como también a los profesionales en general a capacitarse desde el escenario estratégico en el nivel de postgrado.
Como institución tenemos que reafirmar el gran compromiso de ofertar una educación con calidad, transformadora del conocimiento, orientada a la investigación científica y tecnológica, con la firme convicción de que todos los elementos participantes para sacar adelante la educación: autoridades, facilitadores y estudiantes trabajando en equipo se logrará el éxito deseado.
La finalidad es formar y capacitar profesionales militares y ciudadanos civiles con capacidad para dirigir, administrar y ejecutar procesos de investigación científica militar y de desarrollo integral.
La sociedad y las empresas cada vez son más exigentes y demandan de un recurso humano competitivo, con grandes conocimientos teóricos, técnicos y prácticos sin olvidar sus valores éticos. Profesionales que desde lo interno de cada institución sean capaces de enfrentarse a la diversidad de retos presentes y futuros, profesionales que de manera innovadora puedan impulsar el desarrollo productivo de la institución a la que pertenecen.
Con el desarrollo de las carreras técnicas la institución logrará capacitar al personal técnico permitiéndoles a futuro poder acceder a mejores empleos y mejorar su calidad de vida al mejorar sus ingresos económicos.
La institución tendrá la oportunidad de disponer de recurso humano mejor calificado, facilitando con ello la recuperación y mejoramiento de los recursos logísticos de la institución armada.
Si asumimos nuestros compromisos con mucha responsabilidad, cada quien en el área que le corresponde: las autoridades universitarias identificando y promoviendo alternativas académicas; las facultades ejecutando los planes curriculares, los catedráticos convertidos en los mejores facilitadores del conocimiento y gestores de la investigación y sobre todo los estudiantes siendo los mejores receptores del aprendizaje,disciplinados,investigativos,con el propósito de desarrollarse académicamente; es así como crecerán las instituciones disponiendo de personal más capacitado, logrando entregarle a la sociedad hondureña recurso humano calificado, contribuyendo al desarrollo de nuestra nación.
domingo, 20 de mayo de 2012
Orígenes, desarrollo y misión de la Universidad de Defensa de Honduras.
Por el Tte. Cnel. Dennis Ronaldo McCoy Martin.
El insertar la formación académica para sus miembros, en la institución armada hondureña, se remonta poco tiempo después de mediados del siglo XX, sin embargo con la necesidad percibida por el Alto Mando Militar de buscar elevar la acreditación educativa a un nivel de educación superior a los estudios militares, se decide en 1995 nombrar una comisión Ad-Hoc para definir el nombre que debería llevar este proyecto, el cual quedo a llamarse “Instituto Superior de Ciencias Militares y/o Universidad Militar de Honduras (UNIMILH)”.
El 4 de febrero de 1997 se presentó el proyecto para hacer posible la creación de UNIMILH, siglas con las cuales se identifica hasta el 21 de agosto de 1998, fecha en la que el Coronel de Inf. DEM. don Efraín Gutiérrez Ardón, propone que en vez de UNIMILH se le llame Universidad de Defensa de Honduras (UDH), en vista que el anterior es un nombre que limita el área de acción netamente militar, y el de UDH, amplía el mismo porque abarca todo el contexto que cubre el concepto de defensa, escuchada la explicación del cambio, fue aceptada unánimemente.
El cumplimiento de los procesos exigidos para la habilitación de la UDH, contempladas en la Ley de Educación Superior (LES) y supervisadas por la Dirección de Educación Superior (DES), da como resultado que el día 11 de junio de 2005 salió publicado en el Diario LA TRIBUNA un artículo donde el Consejo de Educación Superior (CES) acepta la propuesta de creación de la UDH mediante acuerdo CES No. 1396-181-2005.
Para el martes once (11) de octubre del 2005, se marca una fecha especial, porque en sesión ordinaria No. 186 del CES, realizada a las 10:00 am. en la sala de sesiones “Hernán Corrales Padilla“ de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, en el punto No. 17 la agenda contempló, presentación del Dictamen No. 335-178-2005 del Consejo Técnico Consultivo y la opinión razonada No OR-DES-332, de la DES, sobre la creación y funcionamiento de la UDH, aprobándose por unanimidad adscrita a las FF.AA., como un Centro de Educación Superior Estatal.
El 21 de octubre del 2005, en el Aniversario de las FF.AA. se inauguró oficial y solemnemente la UDH a lo interno de la institución armada, en el acto participaron autoridades y representantes de la educación superior en nuestro país, el Consejo Superior Universitario de la UDH, procediéndose en dicho acto a develizar la placa, constituyendo este uno de los acontecimientos de mayor relevancia en la historia educativa institucional de las FF.AA.
Es por esa razón del devenir histórico, que la UDH surge como una iniciativa presentada por las FF.AA. en el marco del proceso de modernización institucional, auspiciada por el PNUD, en el marco de la Ley de Educación Superior.
En Sesión de CES, el viernes 16 de junio de 2006, fueron aprobados los planes de estudios para las carreras de Licenciatura en Ciencias Militares, Aeronáuticas y Navales, las cuales conformarían la oferta académica de las facultades de este centro de estudios de educación superior, sin embargo en el transcurso de los años hasta la actualidad esta oferta académica se ha incrementado, aprobándose por el CES el 14 de diciembre de 2009 la Ingeniería en Mecatrónica y los Técnicos Universitarios en Mecánica Motriz y Aviónica. Para el 11 de febrero de 2011 se aprobaron los Técnicos Universitarios en Telemática, Mantenimiento Aeronáutico y Mecánica Naval. Seguidamente en el marco de la fundamentación de la Ley de Educación Superior el viernes 12 de agosto de 2011, se aprobó la Maestría en Defensa y Seguridad Centroamericana.
El viernes 16 de junio de 2006 se graduó la primera promoción de la UDH denominada General de División don Policarpo Paz García.
En este sentido, la educación en general y la educación superior en particular, adquieren una importancia esencial en el crecimiento y desarrollo político, militar, económico y social en el marco de la sociedad hondureña, que plantea un nuevo reto a las universidades, exige mayor calidad de sus procesos y pertinencia en los resultados, orientados a la solución de los problemas del país y la sociedad en general como fuerza motriz, con capacidad de acción colectiva conducente al proceso de cambio conocido como desarrollo.
La UDH, como una de las veinte universidades del país, desafiada por su visión y misión, acepta las demandas del conglomerado social hondureño en relación al desarrollo humano del país.
Consecuente con lo anterior, se establece como misión de la UDH, formar profesionales en las Ciencias Militares, Aeronáuticas y Navales, con liderazgo, capacidad táctica, técnica y administrativa, con sólidos principios éticos y morales, para la planificación de la defensa nacional, el fortalecimiento del Estado, la paz y la consolidación de la democracia en fiel cumplimiento de la Constitución de la República.
La UDH como una entidad de naturaleza educativa de nivel superior, con el fin de impulsar el estudio de las ciencias y demás áreas del conocimiento científico, a través de la búsqueda permanente para una educación de calidad, fundamenta su actividad académica en el principio de libertad e investigación del aprendizaje; para favorecer el desarrollo integral del estudiante a través de las funciones de docencia, investigación y vinculación.
Como objetivo la UDH, garantiza la formación, capacitación y especialización de profesionales militares y ciudadanos civiles con conocimientos, actitudes y habilidades para cumplir las funciones que se establecen en la Constitución de la República, respetuosos del derecho, que valoren los aspectos éticos- cívicos, y que posean moralidad, lealtad y sentido de responsabilidad.
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¿Será América Latina el nuevo Medio Oriente?
por Raúl Zibechi.
Todos los años la región latinoamericana escala posiciones en el ranking geopolítico mundial por el constante incremento de sus reservas de recursos estratégicos. Cuando Petrobras difundió en 2006 el descubrimiento de la capa pre-sal de petróleo, que puede albergar hasta 100 mil millones de barriles de crudo, el peso de Brasil en el mundo creció notablemente, ya que en 2020 será el cuarto productor mundial de crudo. La pasada semana se supo que posee también enormes reservas de gas natural en las regiones de Mato Grosso y Minas Gerais. El ministro de Minas y Energía, Edison Lobão, aseguró que en cinco años el país tendrá autosuficiencia y se convertirá en exportador aunque seguirá importando gas boliviano (O Globo, 29 de abril de 2012). Hasta ahora Brasil es un modesto productor de gas con reservas de 340 mil millones de metros cúbicos, puesto 36 en el mundo.
Las cifras que difundió el gobierno de Dilma Rousseff elevan las reservas a 7 billones de metros cúbicos, lo que coloca al país entre las cinco principales reservas de gas del mundo, detrás de Rusia, Irán y Qatar y a la par de Arabia Saudí. Un salto espectacular, similar, según Lobão, al que se dio con la capa pre-sal. En suma, la sexta economía del mundo se coloca como potencia gasífera y petrolífera, en una región cuya importancia en materia de recursos minerales y energéticos no deja de crecer.
Apenas un año atrás, Venezuela había desplazado a Arabia Saudí como la primera reserva de petróleo. Además posee la tercera reserva de bauxita, la cuarta de oro, la sexta de gas natural y la décima reserva de hierro del mundo. En 2007 se supo que Perú contiene enormes reservas de uranio, disperso en 13 de sus 25 regiones, que ya se comienza a explotar en la provincia sureña de Carabaya, en Puno. A eso debe sumarse que Chile es el mayor productor mundial de cobre, y Brasil el mayor de hierro.
Un reciente informe de Metals Economic Group señala que la caída del mercado de acciones favorece las inversiones en minería que crecieron 44 por ciento en 2010 y 50 por ciento en 2011, luego de una fuerte caída en 2009 (Tendencias de la exploración mundial 2012). La región latinoamericana es el primer destino de las inversiones mineras en el mundo, con 25 por ciento del total, donde destacan Chile, Perú, Brasil, Colombia, México y Argentina, los tres últimos por ser grandes productores de oro. En 2003, apenas 10 por ciento de la inversión minera mundial se dirigía hacia América Latina.
Perú es el primer destino de las inversiones mineras en la región, seguido por México, Chile y Brasil. En 2010 la región proveía 51 por ciento de la plata del mundo, la mitad del litio, 45 por ciento del cobre, 27 por ciento del molibdeno, 25 por ciento del estaño, 23 por ciento del zinc y la bauxita, 19 por ciento del oro y 18 por ciento del hierro (Reuters, 16 de abril de 2012). Hasta 2020 el sector minero recibirá 300 mil millones de dólares de inversiones.
Un verdadero desastre, ya que consolida la dependencia de la región a la explotación y exportación de sus recursos naturales. El periodista peruano Raúl Wiener sostiene que 30 por ciento de los ingresos fiscales de su país se originan en la minería y que la única forma más o menos rápida de incrementar estos fondos en el corto plazo y poder llevar adelante los programas sociales que todo candidato promete para ganar las elecciones, es con más inversiones en minería, por lo que pelearse con este sector sería hacerse el harakiri (La Primera, 12 de abril de 2012).
La región ocupa un lugar destacado no sólo en reservas de gas natural y gas de esquisto (shale gas), petróleo, mineral de hierro, sino también en los más diversos metales. Para las multinacionales es el momento de hacer negocio. ¿Cómo evitar esta avalancha de inversiones que depredan la naturaleza y remachan nuestra dependencia? ¿Cómo hacer para que las riquezas no se conviertan en una maldición, como señala el ex presidente de la Asamblea Constituyente del Ecuador, Alberto Acosta?.
El primer punto es que en los gobiernos no existe clara conciencia de que la región es un nuevo Medio Oriente. Atados a una mirada de corto plazo para aumentar la recaudación fiscal, ni siquiera saben cómo harán para defender esas riquezas. La segunda cuestión es que la resistencia de los movimientos, vigorosa y valiente, no tiene aún la potencia suficiente para frenar este proceso. Por cada emprendimiento que se frena o aplaza, como el proyecto explotación aurífera Conga, en Perú, decenas de otros siguen adelante.
En tercer lugar, el único país de la región que tiene la capacidad tecnológica y financiera para encarar proyectos de extracción e industrialización de los recursos es Brasil, a través de Vale (segunda minera del mundo), Petrobras (cuarta petrolera), Braskem (quinta petroquímica) y sus grandes constructoras como Odebrecht, OAS, Andrade Gutierrez, Camargo Correa y Queiroz Galvão. Y cuenta con el mayor banco de fomento del mundo, el BNDES, para financiar cualquier proyecto.
El fracaso de la refinería que decidieron construir en Manabí las estatales Petroecuador y PDVSA, que crearon una empresa binacional para desarrollar el proyecto, muestra los límites de las iniciativas regionales. El proyecto fue anunciado por el presidente Rafael Correa en 2008 y nunca se concretó. A mediados de abril Correa informó que China estaría dispuesta a financiar los 13 mil millones de dólares de la Refinería del Pacífico que podría estar terminada en 2016 (La Hora, 21 de abril de 2012). Ecuador debió recurrir a China ante la crisis y ruptura con las empresas brasileñas en 2008.
La sensación dominante es que más allá de la voluntad de los gobiernos de la región, que apuntan hacia la profundización del modelo extractivo con mayor presencia estatal, no hay condiciones para eludir a las multinacionales. La buena nueva, relativa por cierto, es que el menú se ha ampliado: a las tradicionales megaempresas del norte se suman ahora las chinas y las brasileñas. Los que crean que son mejores, les pueden preguntar a los pueblos –y también a los gobiernos– que las sufren.
domingo, 13 de mayo de 2012
TÀCTICAS DE COMBATE AÈREO.
Una de las cosas más difíciles de controlar en el vuelo de aviones modernos es el combate aire-aire. Se acabó eso de seguir la cola de tu enemigo en combates cercanos de la primera y la segunda guerra mundial. Ahora tenemos nuevas tácticas y trucos como las bengalas, misiles y el combate BVR (Beyond Visual Range) o "fuera del alcance de la vista". La ventaja de un combate de la primera y segunda guerra mundial era que podías ver a quien estaba disparando. En los combates de la era moderna, tendrás suerte si ves más de un parpadeo en tu radar. Eliminar a tu enemigo antes de llegar a verle es la mejor manera de luchar.
Como tal, el combate aéreo de la era moderna se puede clasificar en tres categorías:
1- Combate BVR con misiles de larga distancia como los AMRAAM, PHOENIX, SPARROW, etc.
2- Con misiles de corta distancia como los Sidewinders, los ASRAAM, Phiton, R-73, etc.
3- Lucha uno contra uno con el cañón. Este es el último remedio y no se le aconseja a nadie.
Según la teoría de vuelo moderno "cuanto más tiempo se encuentre ocupado con el enemigo, más posibilidades de que el cazado se convierta en el cazador". Luchar utilizando la estrategia del combate BVR hace que el avión esté expuesto al mínimo período de tiempo a cualquier tipo de peligro.
Combate BVR o de larga distancia
El vencer al enemigo a larga distancia o combate BVR le da al piloto la mejor oportunidad de poder completar la misión sin ningún tipo de incidentes y encuentros no deseados. Un Caza-bombardero no se encuentra en condiciones de entablar ninguna lucha aérea hasta que haya conseguido completar el objetivo primario de la misión, puesto que los tanques de gasolina llenos y el peso de las bombas o misiles provocan que el avión no se mueva con la misma agilidad que si no estuviese cargado. Los pilotos de los 90 aprovechan esta ventaja: Entrar muy rápido sin hacer ningún "ruido" en el campo de batalla, soltar las bombas y salir de allí lo antes posible, antes de que todo aquello se convierta en un infierno del que sería muy difícil escapar.
Tácticas para el ataque
En combate, la peor y más frustrante situación en la que te puedes encontrar es en la que el piloto y su enemigo se enzarzan en una continua descripción de círculos. Para ganar en este tipo de situaciones se debe mantener la máxima distancia de giro o el radio del mismo. Una manera de conseguir esto es colocar el morro por encima de la horizontal y aumentar la velocidad para incrementar el radio de giro. A continuación, las maniobras más comunes utilizadas por los pilotos militares desde la segunda guerra mundial:
El YO-YO
Puedes hacer un yo-yo alto (un ascenso girando, seguido descenso en giro) o un yo-yo bajo (un giro descendente seguido de un pequeño ascenso). La versión a gran velocidad de esta maniobra se usa normalmente para evitar las ocasiones en la que disparas demasiado a tu enemigo, permitiéndote bajar la velocidad e incrementar el radio del circulo de giro. La variante baja se usa cuando el avión que ataca no tiene suficiente energía para alcanzar y disparar al objetivo.
GIRO CORTADO
Es un giro en el plano horizontal en la dirección del enemigo (un giro vertical sería una locura hacerlo, si lo haces que sepas que se llama "el giro de tonto suicida").
Tira fuerte para atrás y horizontalmente de los mandos, inicia el giro e incrementa la altura con lo que aumentará la velocidad. Si esto fallase, tira del freno y cae en un increíble giro gravitatorio, es una maniobra difícil de seguir. El perseguidor posiblemente no sea capaz de reducir la velocidad provocando que su avión se pase de largo.
LAS TIJERAS
Esta maniobra es una serie de giros de morro-morro, ambos pilotos intentan colocarse detrás del contrario obligándose a pasarse de largo. Piénsalo como si se tratase de un giro cortado seguido de un reverso. Reduce la velocidad y la distancia de giro, con lo que tu perseguidor se pasará y lo tendrá a tiro.
GIRO IMMELMAN y la S-ABIERTA
El piloto eleva el avión a la vertical y rápidamente se ejecuta un reverso. Esta maniobra suele ser suficiente para cambiar el símbolo del combate en un cara a cara contra un avión de fabricación rusa.
La maniobra es una mezcla entre un "LOOP" ascendente y un giro de torno; mientras que la S-abierta es al revés, un giro de torno y un pequeño descenso.
Las dos dependen de las circunstancias de vuelo, los parámetros a los que se encuentre sometidos, la velocidad de vuelo, los ángulos de ataque y la altitud.
Giro roto
Se realiza con los elevadores, y se sitúa el avión en un gran ángulo. Normalmente, usado por los pilotos para cambiar rápidamente la dirección de un ángulo de 0º o uno nuevo de 270º, se tuerce el avión unos 50º y se tira de la palanca para realizar un giro rápido y punzante. La pérdida de altura se evita reduciendo el ángulo de colocación y manteniendo el morro por encima de la horizontal.
El sacacorchos
Esta técnica, normalmente realizada como señal de victoria, convierte el avión en un sacacorchos. Para iniciar los giros se gira el avión dando una vuelta completa, si se mantiene el morro en alto una vez se vaya a empezar el giro, se puede hacer que la maniobra haga una espiral más brusca.
Derrapaje
Usado como maniobra defensiva, el derrapaje desplaza el avión hacia un lado con una ligera pérdida de altura. Como el sacacorchos, puede ser usado para despistar al enemigo y hacer que pierda el objetivo. Para realizar esta maniobra se tiene que bajar un ala y cambiar el timón hacia el lado opuesto para desplazar el avión en la dirección del ala baja. Por ejemplo, para deslizarte hacia la izquierda usa los alerones para torcer el avión a la izquierda, mientras se tuerce a la derecha con el timón.
Chandelle
Este giro ayuda a ganar altura mientras se cambia la dirección 180º. Se empieza a nivel de vuelo normal, se hace girar suavemente el avión 90º hacia un lado y se tira de la palanca para colocar el morro del avión apuntando sobre el horizonte. Se gira muy remarcadamente y se convertirá en un giro roto cuando pierdas altura nuevamente. Para completar un Chandelle entero, se coloca el avión nivelado una vez se haya completado el giro.
Girando el giro
Esta conocidísima maniobra requiere una gran velocidad, y es básicamente un giro vertical de 360º . Se incrementa la velocidad, se tira totalmente de la palanca hasta que el avión quede nivelado y en la misma dirección. Se recomienda soltar el mando de gases en el momento del descenso. Esta maniobra es perfecta para comprobar la capacidad del avión enemigo.
Tomado y recopilado del tema TÀCTICA Y ESTRATEGIAS MILITARES :
http://foro.unffmm.com/viewtopic.php?f=16&t=567
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jueves, 10 de mayo de 2012
Veteranos de Guerra.
Foto coleccion, propiedad y cortesia de Carlos Fernando Rosales Elvir.
Por el Coronel F.A.H (r) José A. San Martín F.
Leyendo y rememorando la participación de hondureños bien nacidos en los conflictos armados, cuando nuestro país se vio envuelto con las hermanas repúblicas de Nicaragua en 1957 y El Salvador en 1969, básicamente por motivos de falta de delimitación fronteriza, sorprende el desconocimiento de las nuevas generaciones de estos eventos históricos. Sin embargo, en esta oportunidad no nos referiremos a las causas y circunstancias que desembocaron en el empleo de los aparatos militar, económico, político y social de las tres naciones en la solución de tales conflictos. Solo diremos que hubo muertos, hondureños, nicaragüenses y salvadoreños; que las economías de los tres países sufrieron enormes deterioros que aún hoy día, más de cincuenta años después, arrastran secuelas negativas y sus heridas todavía muestran cicatrices que parecen imborrables.
Estos hondureños, militares y civiles, hombres y mujeres, que dedicaron esfuerzos y sacrificios para evitar que nuestra patria fuese mancillada, pareciera que son olvidados. Dieron su vida, sus nombres y sus acciones ya no se recuerdan. De los que sobrevivieron, unos deambulan de aquí para allá dependiendo casi totalmente de sus hijos y nietos. Otros, que se agrupan como miembros de la Asociación de Veteranos de Guerra, buscan la protección y tutela del Estado, merecidamente, para que se les reconozca su esfuerzo en la defensa de la patria.
Estos olvidados veteranos que aún viven, transitan por las categorías de adultos mayores y merecen, por su edad y por ley, ser objeto de la protección estatal además del reconocimiento al haber participado físicamente en el frente de batalla. Difícilmente o casi imposible es que, aunque aun posean capacidades, logren conseguir un trabajo digno y decentemente remunerado. No es extraño verlos haciendo de vigilantes de alguna zona residencial de clase media cargando un herrumbroso y romo machete; trasnochando, mal alimentados, sin atención médica, casi a la intemperie, mal vestidos y mal calzados, cuidando de no ser asaltados más que hacer su labor de vigilancia. Si pudiesen lograr un trabajo decoroso, no mendigarían anualmente la pensión que apenas alcanza para cubrir sus necesidades alimenticias; sin mencionar que deben pagar los servicios de agua, electricidad, transporte, etc., etc.
De buena fuente nos damos cuenta que la asignación monetaria del Estado para estos menesteres no solamente no satisface para cubrir las necesidades básicas de estos veteranos, sino que no cobija a la totalidad de ellos. Casos como el del general ® don Mario Enrique Chinchilla Cárcamo, ex comandante de la base aérea Hernán Acosta Mejía, que participó en ambos conflictos armados de 1957 y 1969 y sin embargo aún espera a que alguno de los amparados fallezca a efecto de que se le incluya en la lista de quienes gozan del beneficio económico.
Muchos, muchos son los ex miembros de las FF AA que permanecen en la lista de quienes no les alcanza la cobija de la limitada subvención de que gozan los veteranos organizados y que, repetimos, acusan una edad avanzada.
Lo lamentable de todo es que en la lista de seleccionados que gozan efectivamente de dicho auxilio, que como arriba señalamos son pobrísimos, aparecen hondureños que tienen menos méritos que el del general Chinchilla, por ejemplo. Con esto no queremos disminuir el merecido derecho de quienes participaron en cualquiera de los conflictos armados arriba señalados. Creemos que el orden de prioridad del listado no se elaboró con justicia. No es el hecho de que unos queden dentro y otros fuera, es la responsabilidad del Estado la que ha estado deficiente para atender este problema al no dar importancia a su obligación de sostener decentemente a quienes, en su momento, arriesgaron su vida por Honduras, su pueblo y su gobierno.
Es importante que el Estado reconozca a este grupo social, actualmente muy reducido, asistiéndolos a todos, y no a unos pocos. Ser veterano de guerra debe considerarse un honor, un privilegio que no todos tenemos el orgullo de ser. Honrémoslos como se merecen.
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Por el Coronel F.A.H (r) José A. San Martín F.
Leyendo y rememorando la participación de hondureños bien nacidos en los conflictos armados, cuando nuestro país se vio envuelto con las hermanas repúblicas de Nicaragua en 1957 y El Salvador en 1969, básicamente por motivos de falta de delimitación fronteriza, sorprende el desconocimiento de las nuevas generaciones de estos eventos históricos. Sin embargo, en esta oportunidad no nos referiremos a las causas y circunstancias que desembocaron en el empleo de los aparatos militar, económico, político y social de las tres naciones en la solución de tales conflictos. Solo diremos que hubo muertos, hondureños, nicaragüenses y salvadoreños; que las economías de los tres países sufrieron enormes deterioros que aún hoy día, más de cincuenta años después, arrastran secuelas negativas y sus heridas todavía muestran cicatrices que parecen imborrables.
Estos hondureños, militares y civiles, hombres y mujeres, que dedicaron esfuerzos y sacrificios para evitar que nuestra patria fuese mancillada, pareciera que son olvidados. Dieron su vida, sus nombres y sus acciones ya no se recuerdan. De los que sobrevivieron, unos deambulan de aquí para allá dependiendo casi totalmente de sus hijos y nietos. Otros, que se agrupan como miembros de la Asociación de Veteranos de Guerra, buscan la protección y tutela del Estado, merecidamente, para que se les reconozca su esfuerzo en la defensa de la patria.
Estos olvidados veteranos que aún viven, transitan por las categorías de adultos mayores y merecen, por su edad y por ley, ser objeto de la protección estatal además del reconocimiento al haber participado físicamente en el frente de batalla. Difícilmente o casi imposible es que, aunque aun posean capacidades, logren conseguir un trabajo digno y decentemente remunerado. No es extraño verlos haciendo de vigilantes de alguna zona residencial de clase media cargando un herrumbroso y romo machete; trasnochando, mal alimentados, sin atención médica, casi a la intemperie, mal vestidos y mal calzados, cuidando de no ser asaltados más que hacer su labor de vigilancia. Si pudiesen lograr un trabajo decoroso, no mendigarían anualmente la pensión que apenas alcanza para cubrir sus necesidades alimenticias; sin mencionar que deben pagar los servicios de agua, electricidad, transporte, etc., etc.
De buena fuente nos damos cuenta que la asignación monetaria del Estado para estos menesteres no solamente no satisface para cubrir las necesidades básicas de estos veteranos, sino que no cobija a la totalidad de ellos. Casos como el del general ® don Mario Enrique Chinchilla Cárcamo, ex comandante de la base aérea Hernán Acosta Mejía, que participó en ambos conflictos armados de 1957 y 1969 y sin embargo aún espera a que alguno de los amparados fallezca a efecto de que se le incluya en la lista de quienes gozan del beneficio económico.
Muchos, muchos son los ex miembros de las FF AA que permanecen en la lista de quienes no les alcanza la cobija de la limitada subvención de que gozan los veteranos organizados y que, repetimos, acusan una edad avanzada.
Lo lamentable de todo es que en la lista de seleccionados que gozan efectivamente de dicho auxilio, que como arriba señalamos son pobrísimos, aparecen hondureños que tienen menos méritos que el del general Chinchilla, por ejemplo. Con esto no queremos disminuir el merecido derecho de quienes participaron en cualquiera de los conflictos armados arriba señalados. Creemos que el orden de prioridad del listado no se elaboró con justicia. No es el hecho de que unos queden dentro y otros fuera, es la responsabilidad del Estado la que ha estado deficiente para atender este problema al no dar importancia a su obligación de sostener decentemente a quienes, en su momento, arriesgaron su vida por Honduras, su pueblo y su gobierno.
Es importante que el Estado reconozca a este grupo social, actualmente muy reducido, asistiéndolos a todos, y no a unos pocos. Ser veterano de guerra debe considerarse un honor, un privilegio que no todos tenemos el orgullo de ser. Honrémoslos como se merecen.
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domingo, 6 de mayo de 2012
Los aviones de Jaime Güell Bográn.
Por: José A. San Martín F.
Coronel. de Aviacion F.A.H(r).
Coincidiendo con el 81 aniversario de la Fuerza Aérea Hondureña, el abogado y diplomático de carrera don Jaime Güell Bográn presentó, ante una nutrida concurrencia en un salón excelentemente decorado de la Cancillería hondureña, su libro “Los aviones de la Fuerza Aérea Hondureña”. Presentado magistralmente, en el evento, por Francisco Zepeda Andino, ex comandante general de la FAH y, en el libro, por el ex canciller Carlos López Contreras, permite que esta aportación nacional al arraigo de la historia, la cultura y nuestra identidad nacional, como bien lo expresa el mismo autor, eleve en positivo régimen ascendente, al igual que lo hacen nuestras aeronaves de combate, un verdadero sentimiento de admiración, emoción y orgullo por la aviación hondureña.
Es importante reconocer que Honduras fue gestora de la aviación regional y la historia, como bien lo plasma el abogado Güell Bográn en su libro, da fe de ello. Un archivo poco conocido entre la hondureñidad y que, por ser parte importante de la historia de Honduras, debe ser incluido dentro en los planes de estudio del sistema educativo nacional en todos sus niveles.
Es obvio que don Jaime Güell Bográn es un amante de la aeronáutica; con su libro, extiende infinitamente no solo su arraigado entusiasmo y admiración por la aviación hondureña, sino también su amor por Honduras y su historia. Desde muy joven se interesó en los aviones y, como nos lo expresara él mismo, lamentablemente, un examen de la vista, requerido para ingresar a las filas de la gloriosa Fuerza Aérea Hondureña, le privó de su aspiración por tomar los controles de un avión, de combate, naturalmente. Seguramente fue un momento muy triste para ese joven que, entonces, había trazado su futuro siguiendo las blanquecinas estelas que forman los aviones que a gran altura cruzan los aires de Honduras. Sin embargo, su legado, su libro particularmente, lo coloca en los estadios superiores donde solo les corresponde a quienes dan gloria a la aviación nacional y su historia.
Muy bien lo dijo el coronel Zepeda en su presentación al agradecerle a don Jaime Güell, este libro que lo debimos haberlo hecho los aviadores y aerotécnicos de la FAH hace muchos años atrás. Yo diría que don Jaime, por no haber integrado la lista de los aviadores nacionales, nunca se ha considerado un foráneo de la aviación; su esfuerzo es una gran muestra, y prueba, de que siempre ha gritado “presente” durante la formación de los integrantes del escuadrón aéreo de la FAH y de la aviación de Honduras. Hoy, más que nunca, jamás se le dará de baja de dichas filas.
El libro, “Los aviones de la Fuerza Aérea Hondureña” se constituye en el arranque para descubrir muchísimos hechos, experiencias, documentos y fotografías que aún yacen escondidos, olvidados y desatendidos, a la espera de ser revividos para remozar la historia de la aviación de nuestra Honduras. La riqueza de información, gráficos y fotografías del libro, son emocionantes y sorprendentes. En él nos damos verdadera cuenta del extraordinario recorrido por el que ha transitado Honduras y su Fuerza Aérea para alcanzar su calificativo de “gloriosa”.
La génesis de la aviación nacional es simple y sencillamente extraordinaria; es desconocida por la mayor parte de la población la influencia de hombres y equipos aéreos de Francia, Italia, Inglaterra, Alemania y Estados Unidos que participaron en estos orígenes. Los hondureños en su gran mayoría ignoramos lo que hemos sido aeronáuticamente hablando. Increíble que haya sido Tegucigalpa la primera capital del Continente que experimentó el empleo de la aviación con fines bélicos, ¿no es esto sorprendente? Como también lo fue la visita que realizó Charles Lindbergh en 1929, las operaciones que realizó la FAH en 1942 en la detección y persecución de submarinos de la Alemania Nazi en el mar caribe, la participación de Honduras con su Fuerza Aérea en la defensa de su soberanía contra las hermanas repúblicas de Nicaragua y El Salvador. El libro del abogado Güell Bográn nos transporta a todos esos momentos históricos y a muchísimos otros más, muy poco conocidos.
Desde 1921, Honduras siente y vibra con el rugir, en su espacio aéreo, de la tecnología aeronáutica que atraviesa de norte a sur y de este a oeste, llevando progreso y seguridad a nuestro querido pueblo hondureño. En muchos de estos tránsitos, allá, muy arriba, también ha dejado estelas blancas nuestro queridísimo Cardenal Óscar Andrés Rodríguez, como bien lo expresa el abogado López Contreras en su presentación escrita del libro. Soy fiel testigo personal de ello cuando en cierta oportunidad compartimos los controles de un C-130 “Hércules” de la FAH en ruta de La Ceiba hacia Tegucigalpa transportando a la Patrona de Honduras, nuestra virgencita de Suyapa. Ciertamente volábamos muy bien protegidos.
“Los aviones de la Fuerza Aérea Hondureña”, de don Jaime Güell Bográn, se constituye en un importante texto histórico que debe ser conocido y mostrarse como una joya hondureña en todos los libreros y colecciones, no solo de los amantes de la aviación, sino de todos los hondureños dentro y fuera del país. Su edición, de excelente calidad, es muy limitada. No desaprovechemos la oportunidad pues recién sale de los talleres del hangar para alzar vuelo.
Gracias abogado Güell Bográn, su aporte es histórico y muy valioso y, como le expresamos, nos llena de muchísimo orgullo. Su aporte a la “Fundación Museo del Aire de Honduras” es muy meritorio y lo dignifica superlativamente junto a toda su familia.
“Los aviones de la Fuerza Aérea Hondureña”, representa el conocimiento de una gran parte de la historia aeronáutica e identidad de los hondureños. Conozcámosla.
El Coronel don Alfredo San Martin F. es actualmente presidente de la Fundacion Museo del Aire de Honduras(FMAH).
Participación del Aparato Económico en la Defensa Nacional de un Estado
Por: Licenciada Margarita Rodríguez
Colegio de Defensa Nacional
Para estudiar la participación que el andamiaje económico de un estado puede tener en la defensa nacional de este es imperativo que inicialmente comprendamos que es la defensa nacional. De acuerdo a la legislación española es la disposición, integración y acción coordinada de todas las energías y fuerzas morales y materiales de la nación, ante cualquier forma de agresión. Para el estado chileno es la acción que una nación opone al empleo de la fuerza, o a la amenaza de emplearla, que otra nación dirige contra sus intereses esenciales. En cambio para Perú es el conjunto de medidas, previsiones y acciones que el estado genera, adopta y ejecuta en forma integral y permanente, se desarrolla en los ámbitos externo e interno. En el caso de Honduras es el conjunto de acciones y capacidades para garantizar la integridad territorial, la soberanía y la independencia del país. Se orienta principalmente a prevenir y neutralizar las amenazas externas que ponen en peligro los intereses nacionales.
Partiendo de lo anterior se colige que la defensa nacional para cualquier estado es la capacidad que este tiene para hacerle frente a las situaciones que puedan amenazar sobre todo a sus objetivos relacionados con el territorio y su independencia como tal, con el agregado que por su naturaleza, al igual que la seguridad, es un bien público y por ello de obligada participación de todos los sectores de la sociedad para su logro y mantenimiento.
Al existir una sólida estructura para la defensa nacional, sin lugar a dudas que el beneficio de la seguridad en un estado tendrá que fluir y para que esto sea una realidad el poder nacional debe estar también fortalecido a efecto de que genere los recursos necesarios para su logro, aunque hemos de estar conscientes de la relatividad de su concepto, por cuanto dependerá de la situación a la cual deba hacerle frente.
Esta fortaleza del poder nacional depende de la armonía y buen funcionamiento que exista entre todos y cada uno de sus factores político, psicosocial, militar y desde luego el económico y; así como los primeros a través de sus medios como la normativa jurídica, las decisiones gubernamentales, la identidad, la participación ciudadana y sus fuerzas armadas entre otros generan capacidades para que el estado logre mantener sus objetivos, así el factor económico tiene también una participación definitoria en razón de ser el encargado de proporcionar los elementos económico financieros para hacer del poder nacional uno consolidado y fuerte, preparado a su vez para hacer de la estructura de la defensa una igualmente enérgica.
La participación del factor económico en la consolidación de la defensa de una nación, no se circunscribe a proporcionar de manera directa recursos financieros para la adquisición de equipo que promueva su seguridad cuando está siendo amenazada; por el contrario es haciendo de los indicadores como de producción, ocupación, comercio, fiscales y monetarios tan pujantes que logren que el estado pueda hacerle frente de manera beneficiosa a todo elemento antagónico o de desequilibrio que intente afectar su integridad como tal.
En función de todo lo anterior y conscientes de que ninguno de los factores mencionados, por si solo dará el suficiente aporte para hacer -en este caso- de nuestra patria una grande y fuerte, es que hoy a través de esta columna hacemos un llamado para que tanto gobierno como sociedad civil, realicemos con responsabilidad lo que nos corresponde en el papel de actores protagónicos de la realidad nacional que todos desempeñamos, a sabiendas de que ello como al comienzo decimos derivará en estructuras fuertes de defensa y esta como un contributivo en el logro del bien común, objetivo fundamental de estado.
jueves, 3 de mayo de 2012
“Remilitares”… cuestión de honor.
Por: Luis Alonso Maldonado Galeas
General de brigada(r).
Las Fuerzas Armadas de Honduras nacen con la República, con el estado soberano, con la independencia, con las ideas liberales, con la primera Constitución, como baluarte de la institucionalidad, con un norte definido, con una misión trascendente; tan vigente como el estado de derecho y la democracia como forma de vida.
No son poder fáctico, constituyen un factor estabilizante del poder nacional, son expresión del pueblo con rango constitucional, su apoliticidad no acepta las imposiciones o aviesas pretensiones que violenten la ley, son obedientes, pero no están obligadas a obedecer órdenes ilegítimas, no son deliberantes ante la misión, la autoridad constituida y las órdenes legales; no obstante a lo interno se analiza, se estudia, se recomienda y se decide, sobre los asuntos que atenten contra la seguridad de Honduras en el ámbito de la política, la estrategia y la defensa nacional.
Siendo un poder del Estado, las Fuerzas Armadas actualmente no extrañan los protagonismos que en algunos desafortunados capítulos de la historia patria debilitaron la democracia; no interesa recuperar ese “poder” para pretender influenciar en las decisiones políticas a favor. Si es de interés nacional recuperar las capacidades para defender la soberanía, para garantizar la integridad territorial para que prevalezca el imperio de la Constitución amenazada por recientes y potenciales violadores, además para contribuir a la seguridad interior apoyando eventualmente a las instituciones de seguridad pública.
En nuestro país es urgente acelerar un proceso de fortalecimiento institucional para garantizar su seguridad integral; conviene un abordaje paralelo, uniforme, coordinado, con objetivos convergentes; sin pretender desnaturalizar la identidad, mística, filosofía, doctrina y valores que les son propios a cada entidad. Al respecto las Fuerzas Armadas son dueñas de un contenido axiológico que destaca su carácter, su moralidad, su vocación de servicio y su credibilidad.
Nada le es ajeno al respecto, nada le hace falta por imitar; y, jamás darán media vuelta para cambiar el rumbo y abandonar la misión de proteger tierras, mares, y cielos; para dejar el estudio académico de las grandes apreciaciones geopolíticas y las grandes concepciones estratégicas, lo cual es propio y responsabilidad del profesional militar. El resto corresponde a otras respetables instituciones que a todo buen hondureño incluyendo los soldados interesa su solidez y profesionalización.
La aceptación y credibilidad de las Fuerzas Armadas ante la nación, se fundamenta en la reafirmación de su misión, sus avances en la educación de sus miembros, el ejercicio constante de sus principios y valores, su proyección humana. De ello hablan la Universidad de Defensa, el Programa para Niños y Jóvenes “Guardianes de la Patria”, la Dirección de Derecho Humanitario y Derechos Humanos, la Dirección para la Protección del Ambiente, las Operaciones de Paz, las Misiones de Solidaridad en Centroamérica por Desastres Naturales; el asumir roles de contrapeso en los desbalances de los poderes, motivados por abusos excesivos para servirse del poder, para continuar de facto en el mismo, atentando contra la democracia. Esto último en carencia de una sólida institucionalidad civil y en abundancia de una deficiente formación ciudadana y cultura política nacional. La reversión de esta tendencia modificará el rumbo de las actuaciones de los militares al respecto.
La civilidad es un concepto intrínseco de la democracia, a la cual los militares están sometidos consiente, legal y moralmente; no se objeta su alcance, mucho menos su facultad constitucional, al soldado le es igualmente noble tanto mandar como obedecer; esto último por cierto, más edificante.
¿Preparados los militares para misiones de seguridad pública o relacionada? Si, para cualquier misión, pueden faltar medios, pero sobra la voluntad y determinación para hacerlo. ¿Riesgos? Son inevitables, pero el soldado mide el riesgo solamente como condicionante situacional para cumplir la misión, nunca para soslayarla. Si la orden es simple como proteger a las personas en un autobús, la cumple sin preguntar por qué; tampoco se imagina que ello pudiese ser objeto de interpretaciones descabelladas o de perversas intenciones, como convertir soldados en policías o proponer un relevo institucional. Real o no… pretensión imposible.
Soldados y policías son hermanos en la historia, unos garantizan la vida del Estado, los otros la vida de sus habitantes, unos se mueven en los grandes espacios, los otros en los entornos cercanos al pueblo. Ambas labores son meritorias; avanzan hombro a hombro en sus respectivas rutas, apuntan a servir a la patria y se juntan ante la amenaza común para cumplir la misión. No se mezclan.
Aunque haya sido alguna vez expresado como un “negocio”, la prestación de un servicio dignificante a la nación de parte de las Fuerzas Armadas, al cumplir tareas de orden policial; debemos destacar que la valoración del deber, de la obediencia, de la misión, va más allá del significado de ese término peyorativo. Para el soldado servir es el punto culminante de su vocación, es la exaltación de su modesta investidura, es la manifestación plena de sus convicciones ciudadanas; adquirido todo ello, en los recintos acrisolados del honor, la lealtad y el sacrificio.
Pido prestado el concepto de que “las Fuerzas Armadas vivirán mientras viva la República”. Siempre seremos militares, sin dobleces, sin antifaces, sin mutaciones; remilitares si se quiere, si alguien lo duda, no solo por tener una digna membresía, sino porque serlo es orgullosamente una cuestión de honor.
martes, 1 de mayo de 2012
La seguridad, ¿un negocio?.
28 abril, 2012
Por: J.Wilfredo Sánchez V.
General (r) y abogado
Debemos entender por seguridad el estado de confianza de la población, ante la ausencia de temor por amenazas a la vida, bienes y la satisfacción de los demás derechos básicos, esta, es una función del Estado, necesaria para mantener un clima de paz, optimismo y solidaridad para el desarrollo de la nación, procurando el bienestar y seguridad, ambas funciones son concomitantes, cuanto sea el desarrollo nacional, se tendrán los recursos para el bienestar de la sociedad y por ende al estar satisfechas sus necesidades básicas, será la consecuente seguridad. Sin desarrollo no hay seguridad, la inseguridad atenta contra la posibilidad de alcanzar el desarrollo.
El Estado cuenta con los recursos humanos, materiales y espirituales para satisfacer las necesidades básicas de su pueblo y propiciar el desarrollo integral, asegurando así la satisfacción de los objetivos nacionales.
Frecuentemente, el Estado en su accionar, se ve interferido por intereses contrapuestos, ya sea en el ámbito interno o externo, los cuales provocan conflictos que pertenecen a cualquiera de los dominios: políticos, económicos, sicosociales y aún en el campo militar, pero son solucionados por medios pacíficos, la guerra deviene cuando la política falla y el conflicto sobrepasa estas capacidades, pero es la ultima ratio.
Estos conflictos, en cualquiera de los campos en que se originen, tienen influencias en los demás, así, un conflicto económico, tiene influencia en el campo político y sicosocial, una provocación política, acarrea efectos en los campos económico y social, etc.
La seguridad, entendida esta como la sensación de tranquilidad de que la vida y recursos de los ciudadanos están a buen resguardo ante los atentados ya sean en el campo jurídico o en la persona y sus bienes.
El Estado cuenta para satisfacer estas responsabilidades con sus tres órganos esenciales en que el pueblo deposita su voluntad soberana. El Congreso legislando adecuada, el ejecutivo disponiendo de los recursos de la nación con sabiduría, eficiencia y honestidad y el órgano judicial sancionando las violaciones a la bienes jurídicos protegidos.
Para la seguridad física, el Estado cuenta para cumplirla tanto en el campo interno como externo, en el ámbito terrestre, aéreo y marítimo, con la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas.
Las Fuerzas Armadas, además de su misión primaria de resguardar la seguridad contra los agresiones externas, tiene misiones secundarias y de cooperación, que cumple en casos específicos, puntuales y por cortos períodos, para no distraerlas de su misión esencial de Las Fuerzas Armadas también tienen como misión el resguardo de la seguridad interna, en los casos en que la alteración del orden rebasa las capacidades de la Policía, pero las Fuerzas Armadas intervienen como fuerza militar, con su doctrina, estrategias, tácticas y armas típicas, como en casos de fuerzas subversivas, para lo cual, están entrenadas y son sus misiones naturales, pero es desperdicio de recursos darles misiones de policía, es pobre el desempeño eficiente de una dotación de tanque, de una pieza de artillería, de un equipo de antitanques o morteristas, patrullando calles en misiones de la Policía, además que están perdiendo su tiempo que deberían estar entrenándose para el desempeño eficiente con su arma, se ha dado el caso de pilotos patrullando una colonia.
Estas son misiones descabelladas que solo a quien tenga la intención de debilitar o destruir a las Fuerzas Armadas con aviesos propósitos se le puede ocurrir, ya en la operación “Honduras Segura” se sufrieron nefastas experiencias por los graves daños ocasionados al equipo y en la moral del personal.
Si a esto le agregamos la intención de disminuir la capacidad de la Fuerza Aérea quitándole el espacio de la Academia Militar de Aviación con el pretendido propósito de construir una terminal civil en el espacio que ocupa dicha academia en Palmerola, la capacidad de defensa de Honduras está entrando en colapso.
La defensa y seguridad de Honduras son responsabilidad del gobierno del Estado, las Fuerzas Armadas y la Policía son sus instrumentos de ejecución, estas son misiones para garantizar la existencia del Estado y sus ciudadanos, jamás se considera un negocio de propiedad privada, sino que pertenecen al pueblo, la actividad policial no es un negocio de propiedad de la Policía, como lo considera un comisionado general (no me acuerdo su nombre) de la policía, como lo manifestó en una publicación en La Tribuna el 18 de Abril.
La Policía debe buscar sus falencias y con responsabilidad y decencia buscar sus remedios, buscar sus causas en su propia conducta y rectificar para hacerse dignos de su misión y merecer la confianza del pueblo, no buscar las causas afuera, como este señor señala a un partido político y a las Fuerzas Armadas como las responsable de sus problemas, no nos tire ese cieno en el cual usted se baña, comisionado.
Se proclama un político de izquierda, tanto un militar como un policía en activo sirve a todos, sin diferencias ni preferencias ni discriminaciones para nadie. Dice que un ochenta por ciento de la población confía en las Fuerzas Armadas, menos un veinte por ciento que son de la izquierda, si los de la izquierda no quieren a las Fuerzas Armadas (premisa mayor), usted no quiere a las Fuerzas Armadas (premisa menor), conclusión, usted es de izquierda; ello no es malo y se lo respeto, es su íntimo sentimiento político, pero no lo proclame estando en servicio, pida la baja y entonces milite con su pasión para bien del país.
Aleje preocupaciones, quizá es por los desvelos por el pavor que le causa que un día podría (dice usted) ir a parar a las cárceles de los Estados Unidos, lo que lo hacen delirar, pero las Fuerzas Armadas no quieren quitarle su “negocio”.
Articulo via Tte. Cnel Wilfredo Castro Oyuela del Ejercito de Honduras.
Por: J.Wilfredo Sánchez V.
General (r) y abogado
Debemos entender por seguridad el estado de confianza de la población, ante la ausencia de temor por amenazas a la vida, bienes y la satisfacción de los demás derechos básicos, esta, es una función del Estado, necesaria para mantener un clima de paz, optimismo y solidaridad para el desarrollo de la nación, procurando el bienestar y seguridad, ambas funciones son concomitantes, cuanto sea el desarrollo nacional, se tendrán los recursos para el bienestar de la sociedad y por ende al estar satisfechas sus necesidades básicas, será la consecuente seguridad. Sin desarrollo no hay seguridad, la inseguridad atenta contra la posibilidad de alcanzar el desarrollo.
El Estado cuenta con los recursos humanos, materiales y espirituales para satisfacer las necesidades básicas de su pueblo y propiciar el desarrollo integral, asegurando así la satisfacción de los objetivos nacionales.
Frecuentemente, el Estado en su accionar, se ve interferido por intereses contrapuestos, ya sea en el ámbito interno o externo, los cuales provocan conflictos que pertenecen a cualquiera de los dominios: políticos, económicos, sicosociales y aún en el campo militar, pero son solucionados por medios pacíficos, la guerra deviene cuando la política falla y el conflicto sobrepasa estas capacidades, pero es la ultima ratio.
Estos conflictos, en cualquiera de los campos en que se originen, tienen influencias en los demás, así, un conflicto económico, tiene influencia en el campo político y sicosocial, una provocación política, acarrea efectos en los campos económico y social, etc.
La seguridad, entendida esta como la sensación de tranquilidad de que la vida y recursos de los ciudadanos están a buen resguardo ante los atentados ya sean en el campo jurídico o en la persona y sus bienes.
El Estado cuenta para satisfacer estas responsabilidades con sus tres órganos esenciales en que el pueblo deposita su voluntad soberana. El Congreso legislando adecuada, el ejecutivo disponiendo de los recursos de la nación con sabiduría, eficiencia y honestidad y el órgano judicial sancionando las violaciones a la bienes jurídicos protegidos.
Para la seguridad física, el Estado cuenta para cumplirla tanto en el campo interno como externo, en el ámbito terrestre, aéreo y marítimo, con la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas.
Las Fuerzas Armadas, además de su misión primaria de resguardar la seguridad contra los agresiones externas, tiene misiones secundarias y de cooperación, que cumple en casos específicos, puntuales y por cortos períodos, para no distraerlas de su misión esencial de Las Fuerzas Armadas también tienen como misión el resguardo de la seguridad interna, en los casos en que la alteración del orden rebasa las capacidades de la Policía, pero las Fuerzas Armadas intervienen como fuerza militar, con su doctrina, estrategias, tácticas y armas típicas, como en casos de fuerzas subversivas, para lo cual, están entrenadas y son sus misiones naturales, pero es desperdicio de recursos darles misiones de policía, es pobre el desempeño eficiente de una dotación de tanque, de una pieza de artillería, de un equipo de antitanques o morteristas, patrullando calles en misiones de la Policía, además que están perdiendo su tiempo que deberían estar entrenándose para el desempeño eficiente con su arma, se ha dado el caso de pilotos patrullando una colonia.
Estas son misiones descabelladas que solo a quien tenga la intención de debilitar o destruir a las Fuerzas Armadas con aviesos propósitos se le puede ocurrir, ya en la operación “Honduras Segura” se sufrieron nefastas experiencias por los graves daños ocasionados al equipo y en la moral del personal.
Si a esto le agregamos la intención de disminuir la capacidad de la Fuerza Aérea quitándole el espacio de la Academia Militar de Aviación con el pretendido propósito de construir una terminal civil en el espacio que ocupa dicha academia en Palmerola, la capacidad de defensa de Honduras está entrando en colapso.
La defensa y seguridad de Honduras son responsabilidad del gobierno del Estado, las Fuerzas Armadas y la Policía son sus instrumentos de ejecución, estas son misiones para garantizar la existencia del Estado y sus ciudadanos, jamás se considera un negocio de propiedad privada, sino que pertenecen al pueblo, la actividad policial no es un negocio de propiedad de la Policía, como lo considera un comisionado general (no me acuerdo su nombre) de la policía, como lo manifestó en una publicación en La Tribuna el 18 de Abril.
La Policía debe buscar sus falencias y con responsabilidad y decencia buscar sus remedios, buscar sus causas en su propia conducta y rectificar para hacerse dignos de su misión y merecer la confianza del pueblo, no buscar las causas afuera, como este señor señala a un partido político y a las Fuerzas Armadas como las responsable de sus problemas, no nos tire ese cieno en el cual usted se baña, comisionado.
Se proclama un político de izquierda, tanto un militar como un policía en activo sirve a todos, sin diferencias ni preferencias ni discriminaciones para nadie. Dice que un ochenta por ciento de la población confía en las Fuerzas Armadas, menos un veinte por ciento que son de la izquierda, si los de la izquierda no quieren a las Fuerzas Armadas (premisa mayor), usted no quiere a las Fuerzas Armadas (premisa menor), conclusión, usted es de izquierda; ello no es malo y se lo respeto, es su íntimo sentimiento político, pero no lo proclame estando en servicio, pida la baja y entonces milite con su pasión para bien del país.
Aleje preocupaciones, quizá es por los desvelos por el pavor que le causa que un día podría (dice usted) ir a parar a las cárceles de los Estados Unidos, lo que lo hacen delirar, pero las Fuerzas Armadas no quieren quitarle su “negocio”.
Articulo via Tte. Cnel Wilfredo Castro Oyuela del Ejercito de Honduras.
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